Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Si mi pluma valiera tu pistola

Paz en la tierra, sí… Pero a los hombres de buena voluntad. De los otros hay que defenderse

Se anuncia que el Electronic Warfare Europe 2021 -encuentro de los principales expertos del mundo en gestión electrónica de la defensa nacional- se celebrará en Fibes el próximo mayo y la Plataforma de Sevilla Contra la Guerra pide que el Ayuntamiento lo suspenda. Algo parecido sucedió en Liverpool, donde se canceló el pasado noviembre a causa de la pandemia, pero también ante las protestas de los pacifistas (y mira que Inglaterra debía estar advertida contra ese pacifismo ciego que permitió a Hitler crecer hasta comerse a Europa desatando la Segunda Guerra Mundial). El Ayuntamiento aduce que es un evento de defensa nacional y de industria, no una exaltación de la guerra.

En una democracia los militares, como los médicos y los policías, representan a la vez la existencia de unos bienes y de los males que lo amenazan. Si no existiera el mal de la enfermedad no existirían los médicos luchando contra ella para preservar el bien de la salud. Si no existiera el mal de la delincuencia no existiría la Policía luchando contra ella para preservar el bien de la seguridad de los ciudadanos. Y si no existieran los males que amenazan la libertad, independencia e integridad de la patria y la estabilidad del Estado democrático y constitucional, o la paz mundial, no serían necesarios los militares ni las guerras. La Constitución que ayer celebramos define su función: "Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional".

No han llegado los tiempos felices anunciados por Isaías -y resulta oportuno citarlo en Adviento- en los que el lobo y el cordero pacerán juntos, y el león, como el buey, comerá paja; en los que las espadas se convertirán en arados y las lanzas en hoces, y "ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro ni a recibir instrucción para la guerra".

Toda guerra es una inmensa tragedia. Pero las hay ofensivas y defensivas, injustas y justas. La Primera Guerra Mundial fue una carnicería estúpida que pudo haberse evitado. La Segunda fue una legítima defensa contra la agresión y la barbarie nazi. Y recordemos al desesperado Machado diciéndole a Líster: "Si mi pluma valiera tu pistola…". Paz en la tierra, sí… Pero a los hombres de buena voluntad. De los otros hay que defenderse.

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