Aquí, quien esto escribe, redactó en una mañana un plan especial para el Campo de Gibraltar. Brillante, con su memoria económica y todo. Consistió en buscar todas las inversiones que la Administración estaba ejecutando por aquel entonces en la comarca, las que estaban en los Presupuestos pero se retrasaban y algún lazo bonito en forma de anudado que envolvía al paquete inversor. Precioso. Lo que acaba de aprobar el Consejo de Ministros es otra versión más de aquel cuento, con sus 1.000 millones de euros. Réstenle 460 millones de euros para mejorar el tren de Algeciras-Bobadilla porque ya estaban presupuestados: esta vía necesita más de 2.000. Hace unos días caminé por el sendero del río Guadiaro en dirección a Cortes, va paralelo a la vía del tren y cuando me vino a la mente la pomposidad llamada Corredor Mediterréneo fui multado por los agentes forestales porque mi risa espantaba los juegos nupciales de los buitres del cañón. En primer lugar hay que desdramatizar; el Campo de Gibraltar, básicamente la Línea, y la Costa del Sol, tienen un gran problema que compete a Interior, a Justicia y al Estado: el paro no es la causa del narco, sino al revés. Se debe a años de desidia de Interior y a los recortes, actúen duro y verán, esto no es Calabria ni Marsella. Construyan una vía digna, y derriben la Verja. Eso sí que sería un plan.

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