SE llama 'Noches Blancas' pero podría llamarse de cualquier otra forma porque no es la idea en sí, es la iniciativa y más aún, lo que ha llevado a sus promotores a ponerla en marcha. Y no son los únicos, de un tiempo a esta parte me encuentro con personas que buscan en la imaginación, la salvación. Hablo hoy de ese sector herido casi de muerte, el pequeño comercio, y hablo de iniciativas privadas que nacen de la rebeldía y el inconformismo de los que tiran de ideas para salir adelante en este Puerto nuestro que lo está pasando tan mal, que come en temporada alta pero necesita alimentarse todos los días del año. 'Noches Blancas' es una idea si no nueva, muy acertada, que tras una buena experiencia piloto ha llegado a unir a más de medio centenar de comerciantes del Centro Comercial de Vistahermosa, para abrir por la noche las puertas de sus negocios el primer y tercer jueves de cada mes y hacer una oferta original y atractiva.

Me alegra comprobar que no todo está perdido, que hay muchas personas que quieren darle la vuelta a la situación y para ello buscan salirse de lo normal y tirar de imaginación para tocar la fibra que todos tenemos. Invito a los comerciantes del centro de El Puerto a hacer algo parecido, que no esperen a que alguien venga a solucionarles nada, ojalá se me hubiera ocurrido a mi hace unos años antes de verme obligada a cerrar un negocio que se comió todos mis ahorros.

Porque no están las cosas para abrir la puerta y esperar, hay que inventar, enamorar, sensibilizar, solidarizarse y aliarse, y hay que aprovechar la tendencia más que evidente en el cliente de recuperar el sentido, la tradición, el trato de tú a tú, el entrar en un comercio y descubrir la pasión de la gente, como me ocurrió a mí hace unos días en ZEC, Zoco Espacio Cultural, ahí es nada, doce artesanos unidos en mucho más que una tienda de regalos en la calle Larga.

Siempre he creído en la unión de lo público y lo privado pero no esperemos lo que hoy sí sería una 'salvación divina'. Lo que sí pido a los que nos dirigen es que abran bien los oídos y escuchen a un pueblo que no quiere inventar nada nuevo, solo quiere recuperar el pulso que un día les puso en el punto de mira de no pocos inversores de este país y mientras eso llega, sobrevivir.