No puedo recordar un político que no haya utilizado la expresión "nuestros mayores". En algunos, desde luego, más que en otros. Me da a mí que cuanto más sangre peronista corre por tus venas, más la desgastas por uso. Susana Díaz, esta nuestra presidenta, es por ejemplo una gran usuaria -menos mal que no se peina con moño italiano, porque si no parecería un caso de posesión postmorten recitando a sus mayores, sus dependientes, sus parados, sus per-judicados, sus descamisados, en fin-. Lo utilizan también mucho en la bancada del PP, bien conscientes del granero. No deja de ser curioso porque, ahora mismo y a medio plazo, las pensiones de "nuestros mayores" no peligran. El asunto realmente preocupante, en el que todos sabemos que está el dolor y el crujir de dientes, es el de las pensiones de nuestros jóvenes -y bueno, no tan jóvenes-. Cuando empiecen a hablar de eso, pondré la oreja.
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