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La esquina

josé / aguilar

El peligro de los delatores

SIN dudar de la sagacidad, preparación y tenacidad de la Policía, los grandes escándalos de corrupción política suelen ser descubiertos gracias al despecho. Un sentimiento que llega de la mano de dos colectivos fundamentales: esposas resentidas por el abandono del corrupto (por ejemplo, la ex mujer de Juan Guerra) y empleados resentidos por el despido. En España ganan por ahora los ex empleados.

En este colectivo de denunciantes y tiradores de la manta corrupta llevan ventaja los contables, probablemente porque su propio trabajo les da la facultad de conocer en detalle el funcionamiento de la trama en la que están insertos y porque, por deformación profesional, es una gente que lo apunta todo y lo conserva. Por si acaso.

El caso Filesa, que puso patas arriba la financiación ilegal del PSOE, se conoció y pudo instruirse y juzgarse debido a que algún jefe de personal tuvo la malhadada ocurrencia de despedir al contable de la red de extorsión a empresas agradecidas a las administraciones socialistas, que unos meses después se dedicó a sacar papeles. "Para defender mis derechos y que la Justicia resplandezca", dijo. No paró hasta ver condenados a varios dirigentes del partido que lo había contratado para llevar la cuenta de sus enjuagues.

En el caso Urdangarín, en pleno apogeo, se da la coincidencia de que el contable delator es el cuñado de uno de los socios del tinglado, Diego Torres, que le concedió ese puesto de trabajo. No ha salido desagradecido por afán de venganza, sino porque se ha asustado con su imputación en la causa y ha pactado con el fiscal contarlo todo a cambio de una futura suavización de su condena.

En el caso Gürtel, de financiación ilegal del PP, todavía instruyéndose, ha sido un antiguo concejal popular en el Ayuntamiento de Majadahonda (Madrid) el delator destacado. Lo expulsaron del PP, lo dejaron en la estacada cuando quiso montar un partidito propio y volcó su resentimiento grabando durante meses las conversaciones que mantuvo con Francisco Correa, el hombre clave de las irregularidades financieras a costa del PP y también dentro del PP (Bárcenas).

¿Y los ERE cómo salieron a la luz? Ahí no hubo delación, sino casualidad: una petición de mordida a unos empresarios sevillanos llevó a una empresa pública donde hubo un ERE y de ahí, tirando, salieron todos los ERE podridos.

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