Ni un paso atrás

Se ha de luchar contra las injusticias, pero estos tiempos convulsos traen un gran ruido al discurso de la razón

Don Manuel Olivencia solía decir que la igualdad consistía en tratar desigualmente a los desiguales. Hay que pararse a pensarlo. Parece obvio, ¿verdad? Pues no. Cada enfermo tiene su tratamiento, no se trata a un diabético como a un cardiópata ni se le pone una muleta al que se ha roto un brazo. La igualdad de derechos, algo innegable, no define a las personas como iguales. No lo somos. El derecho al trabajo no es el derecho a un mismo tipo de trabajo para todos. No es el maoísmo el sistema político al que se aspira en España y en las sociedades occidentales, ni mucho menos. Todos al campo, por definición, no parece ser el mejor modo de organización de la actividad productiva. Mujeres y hombres seremos iguales frente a la Ley pero no vamos a ser anatómicamente iguales nunca. Ni tampoco lo que se derive de esta especificidad. Un voto vale igual a otro voto, no cabe duda. Y se ha de luchar contra las discriminaciones y las injusticias. Pero ocurre que estos tiempos convulsos traen un gran ruido al discurso de la razón Y, además, la Política embarulla todo lo que puede el discurso. ¿Cómo entender, pues, el Manifiesto "Cádiz, ni un paso atrás en la igualdad"? ¿Quién está propugnando o desarrollando una política que persigue que la igualdad retroceda? Me apresuro a decir que hablo del Manifiesto feminista anexo a la manifestación de varios centenares de personas contra la responsable de la Fundación de la Mujer, por ser militante de uno de los partidos que gobiernan la Junta de Andalucía: "para emplazar al PSOE, que tiene en sus manos poner el freno a esta ola reaccionaria, a que el miércoles 6 de febrero, retire su apoyo en el Consejo Rector de la Fundación de la Mujer a Ciudadanos, uno de los partidos artífices del pacto de la vergüenza (…)", reza el Manifiesto. Se trata de eso, fundamentalmente, de obligar al PSOE, que ha perdido el gobierno por el pacto de las derechas, a expulsar a María Fernández Trujillo, de Cs., de la Fundación, a donde llegó para sustituir a Ana Camelo, de Podemos. Lo que viene, viene así, de este modo. El PSOE, que propició el gobierno de Kichi, no puede moverse ni un centímetro de su primitiva posición porque queda inmediatamente emplazado a retirar otros apoyos que "frenen" esta ola reaccionaria. Muy infeliz siempre Fran González, pues. Antes porque sí, ahora porque no. Y mayo cercano, el mayo de las urnas abiertas de par en par ¿para que se repita el resultado que ha sentado a Moreno Bonilla en la presidencia de la Junta? ¿Se trata de eso?

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