En el momento en el que los políticos empiezan a hablar como políticos, y en el momento en el que ven en cada ciudadano un voto, es cuando la cosa empieza a ser preocupante. Consiguen que la población le pierda el respeto a un virus que se ha cargado en España a más de 27.000 personas. En nada de tiempo nos veremos las caras sin mascarilla y nos tocaremos como si nada hubiera pasado. En la calle se huele aún el miedo y el respeto pero ese juego de las fases va sonando cada vez más pueril e invita cada vez más a pasar de faseados y utilizar el sentido común como única arma para luchar contra lo que los profetas auguran que se repetirá dos veces más a lo largo de este año. ¿Quién se cree ya a esos políticos que han empezado a mirar más los resultados de las encuestas que las estadísticas de contagios, altas y fallecimientos por culpa del coronavirus? Habría que resetear y tomar aire.

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