La esquina

josé / aguilar

Menos parados en diciembre

LE quemaba el dato a Mariano Rajoy, que no pudo contenerse ni siquiera unos días y anunció en su comparecencia del pasado 27 que el año acabaría con menos parados que empezó. Y le quemaba a la ministra de Empleo, ansiosa por comenzar a hacer honor al fin al título de su Ministerio y abandonar el dudoso privilegio de ser conocida como la ministra del Paro. Fátima Báñez dejó ayer de encomendarse a la Virgen del Rocío y filtró la noticia horas antes de hacerla oficial.

La noticia es que en diciembre el número de españoles apuntados como parados en los servicios públicos de empleo bajó en 107.000. Es casi el doble de la reducción de diciembre de 2012, que ya había sido la más intensa registrada en ese mes desde que funcionan los archivos del departamento (1997). En noviembre también hubo un retroceso récord del paro oficial. Conclusión: desde que comenzó la crisis 2013 es ya el primer año en que se contabilizan menos desempleados el 1 de enero que el 31 de diciembre.

Como era de esperar, la filtración se centra en el dato más llamativamente favorable al Gobierno y su política, pero oculta otros que tal vez aguarán una fiesta efímera: no se han facilitado las cifras de afiliados a la Seguridad Social, que son las que indican si de verdad hay empleo nuevo, ni se ha concretado cuántos puestos de trabajo contratados en diciembre han sido indefinidos y cuántos temporales. Tampoco se conoce si muchos parados que han agotado la prestación por desempleo han decidido, aburridos, no volver a apuntarse al Inem. Esperemos, pues.

La verdad es que Rajoy se está jugando su futuro en torno a estos porcentajes. Desde el Rey hasta el español más humilde, pasando por todos los economistas que aspiran a ser algo más que contables, todos los habitantes de este país coinciden en el diagnóstico: por mucho que baje la prima de riesgo, haya unos decimales de crecimiento, se controle el déficit público, crezcan las exportaciones, vengan los turistas y se anime el consumo, la crisis no empezará a superarse hasta que no puedan volver a trabajar los que perdieron su empleo y encuentren su primer empleo los que nunca lo tuvieron.

Si fuera así en diciembre de 2014, el Gobierno habrá cumplido su principal promesa -quizás la única que va a cumplir- y Mariano Rajoy habrá agarrado su única posibilidad de ganar otra vez las elecciones.

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