NOS creemos que somos más libres pero estamos más esclavizados que nunca. Tenemos todas las herramientas de comunicación a nuestro alcance pero sin embargo estamos descuidando la más importante, la personal y la que mira a los ojos al interlocutor. Hace poco una serie relataba una escena que lo decía todo. Una pareja que había comenzado una relación virtual con una pantalla de por medio se veía por primera vez en una cena. Allí estaban las dos personas frente a frente sin saber qué decir, sin ser capaces de hacer saltar la magia ni sentirse a gusto usando un lenguaje distinto al que les había unido. En un momento él le envió un mensaje telefónico a ella y salieron de nuevo las sonrisas y el buen rollo. Estaban a escasos centímetros el uno del otro comunicados y esclavizados por un teclado para hacer sonar la orquesta que la conversación tradicional no era capaz de afinar. Demasiado triste.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios