La AZOTEA de

Tamara García / Tgarcia@ Diariodecadiz.com

Las palabras y la muerte

Rebelión, paz, injusticia, cambio, democracia, igualdad, lucha... Nos hemos encargado, nosotros solitos, de agarrar por el cuello estas palabras, apretarlas fuerte hasta dejarlas sin oxígeno, abrirlas en canal esparciendo por el suelo todo su significado, toda su fuerza, su brío... La sangre que las llenaba, sangre de otro tiempo, de otros hombres, nos salpica los zapatos sin apenas darnos cuenta. Pero hay días en los que nos despertamos y un alimentador de palabras, uno de estos arquitectos de un mundo con otro sentido, desaparece, se va. Y leemos: memoria, tiempo, utopía, horizontes... Y las palabras suenan distintas porque salieron de esa pluma. Palabras limpias de propagandas, de mezquindades. Palabras que pesan porque están llenas de compromiso. La muerte (la de Saramago, la más reciente de Sábato), que todo se lo lleva, no puede con el alma de la palabra. Sólo los vivos tenemos la capacidad de atravesarlas con la espada de la trivialidad y del olvido.

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