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Las dos orillas

José Joaquín León

El país de los tongos

OTRA vez se ha montado un escándalo ficticio con la supuesta compraventa de un partido en Segunda División A. En esta ocasión, el futbolista Jesuli ha dicho que el Tenerife se dejó perder en el partido en el que el Málaga logró el ascenso, aunque luego ha dado marcha atrás. Rápidamente han culpado de inducir este escándalo al presidente de la Real Sociedad, Iñaki Badiola, que pidió otra investigación cuando un intermediario dijo que el máximo accionista del club malagueño, Lorenzo Sanz, trató de comprar el partido Sevilla Atlético-Málaga.

La verdad es que Lorenzo Sanz, aparte de ser denunciado cuando presuntamente intentaba cobrar unos pagarés falsos en un banco de Córdoba, es una persona de las más reconocidas que existen en el mundo del fútbol español. Cuando era presidente del Real Madrid ganó la Liga y hasta dos Copas de Europa. ¿Cómo se va a dudar de la honestidad y la eficiencia de este buen hombre, que se las sabe todas? Así que fíjense cómo serán otros, que no han sido capaces de ganar nada. Aunque lo han intentado.

Cada vez que se denuncia un supuesto amaño de un partido de fútbol está claro que no investigarán, porque lo primero que hace la Federación Española de Fútbol es decir que no hay pruebas. Un caso como éste de Jesuli lo investigaría con éxito hasta el inspector Clouseau, el de la Pantera Rosa. En Italia y en Alemania, cuando se denunció la corrupción del fútbol, no se hicieron los locos: investigaron y cayeron altas torres. Que le pregunten a la Juventus de Turín, que todavía se acuerda de cuando los enviaron a Segunda División por tramposos.

El problema de la Segunda División española es que si investigaran a fondo, se podrían quedar casi sin equipos. Y en Segunda B, ni te cuento. Cambiaron el sistema de ascenso de Segunda B porque los clubes sin opciones se forraban en los últimos partidos. En nuestro fútbol se ha llegado a proponer en serio la legalización de las primas a terceros. Y no me extrañaría que plantearan legalizar las primas a segundos, que nunca se descubren, pero basta hablar con futbolistas, bajo secreto de confesión, para saber si existen.

¿Por qué Villar y sus muchachos no tiran de esa manta, y acaban de una vez con los tongos? Sencillamente, porque el fútbol es un reflejo de nuestro país. Esos tránsfugas de quita y pon, que hasta cambian dos veces de aliados en la misma legislatura, como ha pasado en Chiclana, son también profesionales del tongo. Sucumben a las mejores primas y dejan a sus votantes con cara de primos. Jesús Gil llegó a la política desde el fútbol. Sabía muy bien lo que hacía: gobernó Marbella con primas a terceros y a segundos. Creó escuela. Hoy tiene excelentes discípulos en el país de los tongos.

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