AUNQUE teñida de la carga demagógica propia de la casa, es razonable la propuesta de Podemos en Andalucía de que los diputados del Parlamento autonómico dejen de cobrar dietas de manutención y alojamiento (entre 800 y 2.000 euros por cabeza) durante el mes de enero. Por un motivo sencillo, al alcance de cualquiera: en enero no hay actividad parlamentaria.

Demagógica, irrazonable y oportunista es, en cambio, la postura que mantiene Podemos en las negociaciones para la elección de la Mesa del Congreso de los Diputados, que habrá de producirse esta semana. Los de Pablo Iglesias le dan a su posición el carácter impositivo que también es marca de la casa: exigen que los otros partidos les dejen formar cuatro grupos parlamentarios con sus 69 diputados (Podemos estatal más sus coaliciones en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia).

Lo exigen, ya digo, para empezar a hablar. Como una nueva línea roja de los morados. O les conceden este privilegio o no participarán en las negociaciones y pactos de los que ha de salir el nombre del presidente del Congreso -la tercera autoridad del Estado español- y de los demás miembros de la Mesa de la cámara. Porque sería un privilegio que un partido que concurrió a las elecciones en todo el territorio pueda constituir más de un grupo parlamentario apelando a la procedencia de sus miembros y de sus votantes mientras que los demás partidos del mismo ámbito (PP, PSOE, Ciudadanos) han de conformarse con un solo grupo.

¿En qué consiste el privilegio? Si Podemos se sale con la suya, verá multiplicarse por cuatro sus posibilidades de intervención en los plenos y en las comisiones y por la misma cantidad su capacidad de presentar iniciativas parlamentarias. Tampoco es moco de pavo el móvil crematístico de esta línea rojo-morada: las subvenciones públicas se reciben por cada grupo. Qué duda cabe de que con cuatro pastizaras se defiende mejor a la gente que con una. A decir verdad, los de Podemos no se meten estos dineros en el bolsillo particular. Casi todo es para la causa.

Encima quieren estar al plato y a las tajadas. Para disponer de más dinero y más voces dividen sus 69 diputados en cuatro grupos, pero para la configuración de la Mesa del Congreso quieren que los 69 se cuenten como un solo bloque y así tener derecho a dos miembros en la misma. A esto se le llama oportunismo.