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Desde mi cierro

Pedro G. / Tuero

Sin el olvido

Porque la memoria es débil y demasiado sutil, y en este querido pueblo nuestro, La Isla de las esperas, es mucho más. Qué poco nos acordamos de las cosas y de las personas que han merecido la pena. Sólo es una Isla que, de vez en cuando, se despierta si alguien de buena memoria -cosa rara- la hace recordar y rememora. O, me acuerdo de mi amigo Duarte, cuando a veces insinúa que es la envidia la que no deja recordar ni reconocer. Por el motivo que sea, porque pienso que todo esto forma parte de la idiosincrasia isleña, es una verdadera realidad que nos abruma y envilece.

Y digo esto, porque, ya sea por el entorno político, tan deteriorado hoy, o por otras causas menos ideológicas, lo que se ha hecho con José Loaiza no es de recibo. Sé que todo ciudadano es libre en su voto, que puede y debe elegir lo que considere lo más conveniente para su ciudad, que es el responsable de la debida coincidencia de su elección con su pensamiento, pero siempre con la idea de aportar y no de joder la marrana, que es, en definitiva, esto último, lo que se ha hecho en este rencoroso país que, por ahora, se llama España, en estas pasadas elecciones.

Por eso, y no me duelen prendas, José Loaiza, ha sido uno de los mejores alcaldes isleños de nuestra deteriorada democracia. Tan solo cuatro años han servido para demostrar que en esta Isla quedan muchas cosas por hacer, y una gran parte de ellas se han ejecutado y otras en marcha, porque Loaiza ha sido, sobre todo, un gran gestor. Hubiese necesitado otra legislatura más para completar y lucir lo comenzado, pero esta Isla es así.

Hay aquí y en todas partes de esta piel de cabrito muchos noveleros electores que votan porque lo ven en la tele y está de moda echar a los que están y que no se queden. Todos son unos ladrones si conllevan el calificativo de político, porque el que lo es que se vaya al carajo. Y esto, mi encorajinado lector, es lo que hay.

No obstante, y ya lo he dicho alguna vez, que en esta Isla nos tenemos que dar con un canto en los dientes, porque hoy nos gobierna una alcaldesa de un partido político que, a pesar de sus fallos y desvaríos, está en el juego democrático porque lo siente y respeta, formando parte de la historia de España.

Por todo y, sin el olvido, en esta bendita Isla no existe ese "Kichismo" que domina nuestra malparada capital, el cual, por lo que desde aquí se ve, consiste en, primero, remontarse a un arcaico pasado, cuando aún no existían ni las sillas ni las corbatas, además del olvido de un rasurado afeitado por la media barbita perenne, descamisado, de aspecto abandonado y, sobre todo, saber poner el culo en el suelo, con lo caliente que está, el pavimento, digo.

Pero yo abogo y no me olvido de Loaiza, otro alcalde igual será muy difícil de repetir. Pero bueno, ahora está Patricia, que no es malota y muy inteligente. Irémoslo viendo y sin olvidarnos. Paciencia.

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