Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

El ocaso de las ideologías

Hay que gobernar para todos y hasta el alcalde de Cádiz se ha hecho un pragmático al apoyar las cinco corbetas

Emilio López Mompell cuando hablaba de una persona decía que era "de orden" si defendía puntos de vista de derechas y "de principios" cuando se trataba de alguien de izquierdas. A cualquiera le tiene que parecer fantástico que cada uno tenga su ideología e interprete el mundo o proponga soluciones a la luz de esos puntos de vista, sobre todo en el plano académico, en las sedes de los partidos, en los medios o en las barras de los bares. Eso sí, la ideología no puede ser ni un corsé que impida ver la realidad ni un sistema aberrante que machaque al que no tiene los mismos principios. Conviene recordar que las dos grandes utopías del siglo XX, el fascismo y el comunismo, han provocado millones de muertes cuando se han puesto en práctica, eso por no hablar de las religiones. Si se trata de un gobernante creo que suelen acertar más aquellos que anteponen las ideas a la ideología, los que tienen principios pero no son inmutables ni sirven para darle en la cabeza a los que no tienen los mismos. Hay que gobernar para todos e ir adaptando las decisiones a las posibilidades presupuestarias y al interés general. El propio alcalde de Cádiz se ha hecho un pragmático. Ha pasado de "la próxima visita será con dinamita", reventar claustros universitarios y liarse con trajes o banderas a comprender que el acuerdo entre España y Arabia Saudí para construir en la Bahía cinco corbetas es una buena noticia quizás en un alarde de populismo. El alcalde que boicoteaba como delegado de USTEA a la delegada de Educación llega a acuerdos con todas las instituciones pensando en el interés general. Aparca los grandes principios, el empacho de ideología y las palabras altisonantes a cambio del empleo y de ver realizar algunos proyectos hasta tal punto que se conforma con migajas (la Ciudad de la Justicia low cost) o renuncia a majaderías como la planta de renovables en la Zona Franca o el hotel social para trabajadores en Tiempo Libre. Se llama estar en contacto con la realidad. Mientras en el Congreso de los Diputados Alberto Garzón se engola a favor de la paz y en contra de todas las guerras(como si los demás defendiéramos lo contrario), en la Bahía hacen falta puestos de trabajo. Por eso Martín Vila no habla y quizás tampoco se ha salido por las ramas el siempre grandilocuente Pablo Iglesias. Cuando se gobierna son mejor las ideas que la ideología. Para hablar es mucho mejor esta última pero para hacer no hay nada como las buenas ideas. El que tenga dudas que recuerde a Groucho Marx.

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