No sé cómo se podían hacer campañas electorales hace años, cuando no había teléfonos inteligentes ni ordenadores personales, las redes sociales eran el Gavilán, el Maestrito, el Pedrín, el Tadeo, el Velardes Plaza, Los Pabellones, el Baluarte, el bache Nicanor y sitios así. No había más remedio que hacer mítines para llegar a la gente , no en la plaza Mina para que unos pocos parezcan muchos sino en el Teatro Pemán, en la plaza de la Catedral, en San Antonio, en el Portillo, en el patio de Valcárcel. Sitios así que para llenarlos hacían falta dos o tres mil personas. Ahora se hacen dos pamplinas para salir en los medios. Antes los candidatos no tenían community manager ni jefe de prensa, no tenían secretario para organizar la agenda ni una lista de espera de televisiones, radios y periódicos a los que conceder entrevistas. Se hacían programas, carteles, folletos y pegatinas. Si alguien tenía algo de imaginación ponía algunas pancartas en el puente de San Severiano, el de la Zona Franca , la pasarela de Loreto o la del Cerro del Moro, incluso las colgaba de los cables del trolebús. Quizá alguien traía un autobús o un globo aerostático, organizaba una charanga para recorrer las calles de la ciudad y alguna otra forma de llamar la atención. De esta lo más llamativo han sido las caricaturas de Kichi (no me acostumbro) y las infografías de Juancho. La campaña la empezó Fran con unas llamadas de teléfono y ha terminado con unos audios enviados por whatsapp, primero del Kichi, luego de Juancho, y al final uno que decía "el que la copia la mama". No sé cómo se podían hacer campañas sin Apple, Huawei, Samsung y artefactos así. Recuerdo la primera de Carlos Díaz con una foto suya en la que parecía un vaquero en San Juan de Dios, un montaje chungo que decía "Carlos Díaz a la alcaldía". Noches de pegadas de carteles en las tapias de Astilleros, el Cementerio, las naves de la Zona Franca, la Fábrica de Tabacos o la Residencia, que terminaban en La Bella Sirena con un bocadillo o, los más atrevidos, tomándose unos vasos en cualquier garito abierto . Contracampañas del tipo "Barbie Puerto" que no sirvieron para nada, manifiestos pidiendo el voto para este o aquel. Incluso los tiempos remotos de los concejales del tercio familiar, Vota Marrufo, Vota Gelos Tudela vota juventud, más reciente Vicente del Moral dando la bendición a su niño para que se estrellase. Eslóganes maravillosos del tipo "Sí cuando es sí, no cuando es no" que ni siquiera los de Vox se han atrevido a reivindicar.

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