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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El muro de Trump en Sevilla

El muro de Trump también existe en Sevilla y tras él nacen quienes son víctimas y actores de la violencia

Los ciudadanos queremos saber qué pena le corresponderá al tipo que ha apaleado a un niño de dos años provocándole lesiones que lo mantienen ingresado en el Virgen del Rocío. También había golpeado a la jovencísima madre que para su desgracia era su pareja y mantenido encerrados a los dos varios días tras agredirles. Se trata de un tipo con antecedentes delictivos, entre ellos un atraco a mano armada. ¿Qué medidas tomará la justicia para que quien es capaz de golpear brutalmente a un niño pague su culpa y deje de ser un peligro? ¿Tiene derecho a la reinserción quien es capaz de hacer esto? ¿Es incluso posible reinsertar a quien se ceba con una criatura tan indefensa?

Hay quienes no creen en la existencia del infierno. Se equivocan. Puede opinarse lo que se quiera sobre el que aguarda tras la muerte pero no cabe duda de que en esta vida existen infiernos creados por el ser humano. A la vista de la realidad puede ser difícil creer en el paraíso, pero es facilísimo hacerlo en el infierno. Para encontrar paraísos en la tierra hay que cerrar egoísta o inconscientemente los ojos a las muchas situaciones de pura maldad que generan tanto sufrimiento. En cambio basta mantener los ojos abiertos para encontrar infiernos.

Las condiciones sociales que facilitan el despliegue de la maldad existen, qué duda cabe. "Abrid escuelas y se cerrarán cárceles" escribió Concepción Arenal. Pero ella vivió en el aún optimista siglo XIX y por lo tanto no sufrió la caída que supuso el nazismo: la más alta cultura no nos libra de la barbarie. Lean Creer y destruir. Los intelectuales en la máquina de guerra de las SS de Ingrao (Acantilado) o El misterioso caso alemán de Rosa Sala (Alba).

Ninguna etapa de la historia humana ha sido tan consciente como la nuestra del poder de la maldad y del fracaso de la cultura para neutralizarlo. Auschwitz e Hiroshima lo simbolizan. Las alianzas entre los más destacados intelectuales y el comunismo, el fascismo y el nazismo lo ejemplifican. Si a esta realidad desalentadora se suman la miseria y la marginación todo se agrava hasta hundirse en los guetos urbanos con los que convivimos cerrando los ojos y procurando que no se desborden y nos afecten. El muro de Trump existe en todas las ciudades, también en Sevilla, y tras él viven quienes desde su nacimiento e infancia están condenados a ser víctimas y/o actores de la violencia más extrema.

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