Yo te digo mi verdad

Las muchas caras de Hasél

Condena a quienes piden justicia a la vez que incendian y asaltan, pero extender la culpa a todos los que se manifiestan es ruin

Iba a decir que nunca he escuchado nada de los supuestos versos de Pablo Hasél, el rapero encarcelado, pero no es verdad, puesto que en la última semana he hecho lo posible por enterarme de la causa de su prisión, ya que no es una tontería privar de libertad a una persona. Sí es verdad que soy un inocente ignorante del género rap, y esa es una de las muchas ignorancias que lamento, así que no haré crítica de su obra. Pero una vez subsanado mínimamente lo relativo a Hasél, debo decir que se me hace difícil tener una opinión clara y absoluta, porque el asunto tiene muchas vertientes.

Sobre las crudas incitaciones a matar a políticos o miembros de las fuerzas de seguridad, pienso que una letra debe tener el mismo tratamiento penal que las amenazas que alguien pueda proferir contra ti en la calle, y para eso está el delito perfecta o imperfectamente regulado. Hacerlo en una canción, siempre que no forme parte de una ficción, no debería ser eximente.

Sobre las supuestas injurias a la Corona, pienso que ninguna institución o personaje público es sagrado en una democracia. De hecho, la libertad de criticarlas y hasta de pedir su derrocamiento es uno de sus pilares. Muchos políticos acusan constantemente a sus adversarios de ladrones, terroristas o fascistas sin que les pase nada.

Sobre las algaradas y el vandalismo tras las manifestaciones por la libertad del artista: la reacción no puede ser más que de condena a quienes piden justicia a la vez que incendian y asaltan, a quienes reclaman libertad de expresión y atacan a periódicos. Pero extender la culpa a todos los que se manifiestan es ruin.

Sobre Podemos y sus comunicados y declaraciones: no he leído ni uno solo en el que alienten o defiendan la violencia de estos últimos días, pero se equivocan enormemente en su resistencia a condenarla, y eso no puede más que provocar sospechas. Por otra parte, alabo la labor de los muchos que también se han esforzado en, más allá de lo evidente de las roturas de cristales, buscar las razones profundas de estas actitudes demasiado frecuentes en los últimos tiempos.

Quisiera añadir alguna cosa que pusiera de manifiesto la simpleza repetida de quienes aprovechan esto, también esto, para culpar a un Gobierno (más bien a una parte del Gobierno) que no les gusta pero que, simplemente, es mayoritario. Pero diría yo que su simple insistencia en responsabilizar de todo a un partido, o a una persona, ya los rebaja y retrata.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios