ERA lo esperado. La motorada jerezana ha aminorado su marcha y se ha dejado notar menos en la provincia. En la capital, por ejemplo, la reducción ha sido sustancial. Es lo que tiene la crisis, el aumento del paro y la inestabilidad laboral: el ciudadano empieza a recortar gastos y lo hace por lo más caro o por lo que considera superfluo. Y si los moteros de Valencia y sus alrededores sólo tienen dinero para desplazarse una vez a un gran premio, pues lo harán al que se celebra en su circuito, donde pueden ahorrar una cantidad considerable. Hoteles y restaurantes han sufrido este bajón de la motorada, aunque de ello deberían sacar una reflexión para el futuro: ¿no hubiera sido mejor ofrecer al visitante una batería de atractivas ofertas para paliar en lo posible la caída de clientes? Quien sabe si con precios considerablemente más bajos, algunos indecisos se hubieran animado a vivir un año más las motos en directo.