El pinsapar

ENRIQUE / MONTIEL

No es el momento

RECIBO Newsletters. De Flamenco, de todo un poco. Y de inversiones. De mi banco. Los Newsletters no entienden de barco, como se suele decir, salen de un punto central y llegan al mundo entero. Es como un big bang, un fogonazo instantáneo. Informan de lo que al parecer nos interesa. Digo el lanzamiento de un disco o un libro, la muerte de Paco de Lucía, el momento de comprar acciones o no comprarlas. Es así, este es nuestro mundo. Y ahora mi banco me recomienda no comprar acciones de nada, las cosas se van a poner peor que regular. Nunca he comprado acciones, mi banco se ha equivocado de cliente. Pero aun así, agradecido. Esta info le ha llegado a todo el mundo y puede que muchos le hagan caso al banco y no compren nada ahora, pongan su dinero especulativo a resguardo, en un fondo de reserva, en un plazo fijo, debajo del colchón. Es por lo de Ucrania. Tiene mala cara. Y eso traerá consecuencias a los mercados de acciones. El beneficio, el mercado, está en un ay con Putin y Obama, que tiene menos credibilidad que Putin, por cierto. Al ruso no le duelen prendas ocupar la península de Crimea y Obama como que habla alto pero no se lo cree nadie. Un poco como aquel Chamberlain al que Hitler se la coló. Con las consecuencias conocidas: 65 millones de muertos.

No tengo los datos del capitalismo popular. Quiero decir, ignoro los miles y miles que tienen sus ahorros o una parte en acciones de Bolsa, asesorados por los expertos de sus bancos. Deben ser un centón largo porque, si no, no entiendo bien el Newsletters de mi banco recomendándome prudencia en estos días que se avecinan. Miedoso es el dinero, sabido es. Como un pájaro en una rama o un ciervo en la umbría. Al menor movimiento, corren, vuelan. "Es Ucrania, estúpidos" -que diría aquel-. Ucrania es el avance de la Europa de los mercados y la Unión hacía Rusia. Cuando cayó el presidente pro ruso era fácil de prever que Putin movería pieza en este tablero siniestro. Lo ha hecho en Crimea, donde está la flota rusa del mar Negro. Dos millones y medio de habitantes, lugar de vacaciones (preferentemente de rusos ricos) y base naval, con submarinos nucleares. Gibraltar es un lunar comparado con Crimea. Y Rusia es Rusia, una voluntad imperial desde el Zar Pedro el Grande. La lógica del imperio es idéntica en todos los casos. Curioso que todo esto suceda un siglo después de aquella carnicería llamada I Guerra Mundial.

¿No hay nada más perfecto que el olvido?

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