La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La ministra Marisol, un rayo de luz

Un rayo de realismo y sensatez fueron las palabras de la ministra de Sanidad

Un rayo de luz. Casi cara de Marisol le vi a la ministra de Sanidad, hasta el punto de que no me hubiera extrañado que se arrancara a cantar Corre, corre, caballito, cuando le oí decir: "Por coherencia con la petición que estoy haciendo de una llamada a la responsabilidad para seguir con la cultura del cuidado y la prevención (....) lo que usted me está planteando no ha lugar, no ha lugar. Lo digo sin ningún tapujo y creo que estoy siendo clara y diáfana, la situación epidemiológica de nuestro país no permitiría ni se entendería llevar a cabo los actos que usted está comentando". Se refería al disparate irresponsable de otra ministra, Irene Montero, animando a "tomar las calles" el 8-M para "que se escuche el grito de las mujeres que sufren aún desigualdades en España"; y a la estupidez del delegado del Gobierno en Madrid -ese señor de apellidos tan divertidos al unirse: Franco Pardo- afirmando que autorizará las manifestaciones que no superen los 500 asistentes (¿quién se ocupará de contarlos? ¿Se prohíben las reuniones de más de 4 o 6 personas y se autorizan las de 500?).

Un rayo de luz fueron las palabras de la ministra de Sanidad, sí. Un rayo de sensatez y realismo, virtudes poco frecuentes en este Gobierno. Las prisas o irresponsabilidades -ya sea por ceder a presiones ideológicas, económicas o sociales- tienen las funestas consecuencias que tuvieron la incentivación desde el Gobierno de la manifestación del pasado 8-M, la desescalada veraniega (que el propio Sánchez, tan poco dado a la autocrítica, ha reconocido como un error: "Viendo los sucedido con cierta perspectiva, hubo un desescalada tras la primera ola demasiado rápida, apremiados por la necesidad de reactivar la economía y remediar la fatiga emocional") o la relajación navideña.

El propio Sánchez, mientras su ministra de Igualdad animaba a manifestarse este 8-M y su delegado del Gobierno en Madrid anunciaba la estupidez de autorizar manifestaciones que no superaran las 500 personas, advertía a Ayuso: "A lo mejor la desescalada que se está planteando cuando se está por encima de 380 casos por cada 100.000 habitantes, es demasiado rápida, demasiado ligera y poco responsable". Afortunadamente, por boca de otra ministra, la de Sanidad, le dijo a Irene Montero y a Franco Pardo que, de eso, nada. Esperemos que quede ahí la cosa y triunfen la sensatez, el realismo y la prudencia.

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