PASA el tiempo, pasa la vida que cantaba Pata Negra. Cosa indudable, cronometra nuestras horas. Días de primavera, calor, pocas ganas de activarnos y pensar. Un parado, dos parados, tres parados y millones de parados. Seguimos sin movernos. De tanto repetir la palabra crisis podemos llegar a gastarla. Perspectiva de futuro negro, seguiremos viviendo.

Celebrado el partido del Centenario. Un poco de pena y algunas glorias. En las gradas algunos valientes, desempleados, idiosincrasia masoquista.

Al final no vino El Mago, nos quedamos sin González. Algunos soñábamos con recordar al mito, añorar tiempos que fueron mejores. Me pregunto a mí mismo: ¿Centenario sin Mágico?

El cadista siempre incondicional, a las duras y, alguna vez, a las maduras. Queremos ver el lado bueno pero con lo que nos está lloviendo cuesta. Y encima sin paragüas.

Supongo que no viviré tanto como para ver el bicentenario amarillo. Espero que los cadistas del futuro no saboreen el sabor amargo de la desesperanza centenaria.

Real Madrid contra Barcelona y viceversa. Los partidos del siglo anunciados en las cadenas de televisión. Este año demasiados derbis del siglo. Cuatro enfrentamientos galácticos y estelares en dos semanas y media. Exceso de circo para el pueblo romano. Cruces futbolísticos politicamente correctos.

Alonso no arrancó con buen pie. Su coche colorado no está a punto. Al asturiano siempre le incomoda algo. Sin llegar a la simbiosis, Fernando me recuerda Carlos Sainz. Mala suerte, mal agüero. Aconsejaremos que su mujer rece un rosario al ritmo de las vueltas del Gran Premio de Malasia.

Esperamos tiempos mejores. Efémerides orgullosas y no de boquita pequeña. Esperamos hablar de lo bien que se hicieron las coas y de lo bien que salieron. Esperemos tener corazones a prueba de los tiempos que corren. Esperemos al futuro que sonríe. Pero, por ahora, esperemos.