Los menús infantiles

El pelado del marisco debería de ser una asignatura en los colegios, como la de aprender a hacer un puchero

Yo si fuera niño no querría ir a comer fuera de casa… porque en los bares a los chiquillos siempre le ponen lo mismo: unas croquetitas, un bistelito de pollo empanao, con papas fritas y para los que sean todavía más milindris un filete de pez espada. En algunos sitios le ofrecen también una hamburguesa…pero chiquitita, con lo cual el infante renuncia a lo mejor de la hamburguesa que es su tamaño. Comerte un trozaco de carne picá sin que te chorree el keptchup por la barbilla es igual de soso que un cuplé hecho por uno de Valladolid.

A los niños, en su mesa aparte, se les ve tristes y miran envidiosos a sus padres que en la mesa de al lado se jaman cuarto y octavo de langostinos de Sanlúcar…sin mayonesa.

El otro día un grupo de aficionados a esto de comé comentaban este tema y lamentaban lo poco cuidados que se tienen a los niños en los restaurantes. Es cierto que así, ofreciéndoles cosas tan poco creativas , tan aburridas, se hace poca cantera. Es cierto que algunos chiquillos ven un bisté gordo o un calamar de potera y les da un sinviví, pero muchos de ellos están acostumbrados en sus casas a ponerse hasta arriba de gambas y saben pelarlas, aunque esto del pelado del marisco no sea, lamentablemente, una asignatura en los colegios… que debería ser igualmente aprender a hacer puchero.

Los restaurantes deberían de trabajar más el tema de los niños. A veces parece que se les da de comer casi por obligación, que no se les presta la atención debída y se olvida que ellos serán los consumidores del futuro.

Los niños, ahora que reciben tanta información, saben más de comé de lo que pensamos y son muchos los que se lo pasan bomba comiendo un buen potaje o les gusta el sushi. Los hosteleros deberían ver lo que le ponen de comer no como un castigo sino como una oportunidad.

Muchas veces, incluso sin que los padres digan nada, ya los camareros te sueltan eso de que al niño le podemos hacer unos filetitos empanaos. Lo suyo es que se les ponga un plato como a los demás y un buen bollo de pan para que sepan que eso es de gran utilidad cuando llegan unas almejas a la mesa.

A los niños hay que enseñarles a que amen los lomos de corvina, las tagarninas esparragás y los bistelitos de secreto ibérico. Hay que enseñarles lo que es un barquito y si el chiquillo se anima y se desayuna un bocadillo de lomo en manteca pues habrá que aplaudirle porque ha descubierto algo muy cercano a la felicidad.

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