El mayor aparato

Sánchez se ha montado un equipo de asesores tan numeroso que ha agotado los despachos de La Moncloa

Pedro Sánchez, que venía para irse tras echar a Rajoy, lo que está echando es raíces. Se ha montado, ni corto ni perezoso, presuntuoso, el mayor aparato gubernamental de la historia de la democracia, y eso que va a ser el gobierno más corto. Tiene más ministros, más directores generales, más altos comisionados, más de todo.

A bote pronto, el efecto es malísimo, porque los gobiernos socialistas se han ganado fama de despilfarradores, y esto remacha la idea. Sin contar con la presencia estelar de Carmen Calvo y su dinero público de nadie. Pero estas cuestiones de imagen dependen del enfoque y del ángulo. Los más preocupados por las cuentas, por la deuda pública y por el récord que ostentamos en déficit, ya no votaban al PSOE. Por ahí, Sánchez no pierde un voto. Y, en cambio, gana mucho con tanto aparato.

Transmite la alegría del gasto público al subconsciente de los que piden más largura. El mecanismo psicológico está explicado en el Lazarillo. "Si el presidente se toma las uvas del presupuesto de tres en tres, ya podremos pillarlas nosotros de dos en dos", asumirán los más pícaros. La impresión es que se ha abierto la veda y tonto el último.

Por otra parte, está la asombrosa enseñanza evangélica del administrador infiel, que Sánchez, tan laicista, parece aplicarse al pie de la letra. Para el tiempo que él va a estar en el gobierno, más le vale ir haciéndose, con cargo al presupuesto, con el máximo número de amigos y, sobre todo, de deudores. Las redes clientelares de toda la vida tienen todavía más peso que las famosas redes sociales. El número de sanchistas acérrimos en el seno del PSOE se multiplicará al ritmo de los nombramientos.

La tercera razón superpuesta nos la ofrece el refranero con esa joya paradójica: "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". Pedro Sánchez necesita ofrecer una imagen de gestión constante y de gobierno fuerte precisamente porque es lo contrario. Así que ha llenado La Moncloa de asesores hasta el punto de que se ha quedado sin despachos. A falta de diputados nacionales, directores generales. A falta de partidarios, partisanos. A falta de apoyos, asesores. A falta de tiempo, espacio. A falta de poder, pose.

Es lógico que a muchos nos parezca un disparate casi un 30% más de ministerios y vámonos que nos vamos; pero, desde la óptica de Sánchez, es una táctica oportuna (por oportunista) y bien planificada. Encima, la pagamos nosotros.

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