Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

No se mata a un taxista

El taxista que incumpliese estas normas sería sancionado con un carnet de socio del Casino

Que está ganándose el pan desde las claras del día hasta el mismo filo de la madrugá. Por lo visto el Ayuntamiento ha propuesta unas normas de vestimenta para el sector, lo que los ingleses llaman "dress code": pantalón largo azul y camisa blanca, un uniforme como si fueran alumnos de San Felipe, San Vicente, Carmelitas o Las Esclavas. Contaba el Peña que durante años vivió en Madrid porque vendía por los bares "calcetines especiales para camareros" que eran unos calcetines corrientes que compraba el famoso cuartetero, que así los ofrecía para poder venderlos. A los taxistas los quieren disfrazados de camareros. Yo soy muy partidario de los uniformes para todo el mundo y todas las profesiones, no solo los taxistas. Los empleados de banca, los funcionarios, los abogados, los profesionales de cualquier sector, identificados al momento por su uniformidad. Nos evitaría la pregunta ¿a qué te dedicas? porque su uniforme los delataría. No solo los cuerpos de seguridad del estado deben llevar uniforme, todos los ciudadanos. Para los taxistas propongo un uniforme más gaditano a la espera de la opinión del mayor experto en el gremio, Víctor López Soberado. De la misma manera que la Sección Femenina hizo del traje de goyesca el denominado "traje típico de Cádiz" con el nombre de piconera, gracias al personaje de Pemán en su obra "Cuando las Cortes de Cádiz", a los taxistas no se les puede vestir de cualquier manera. Ya que la ordenanza está en proceso de diálogo, hago mi aportación: propongo que a los taxistas se les obligue a llevar gafas de sol puestas sobre la cabeza, camiseta del Cádiz ajustada, pantalones piratas, chanclas de deo o, si acaso, gargajillos. Además se les obligue a llevar la uña del dedo gordo de cada pie lo más larga y negra posible. Será obligatorio que los taxistas lleven el móvil pegado a la oreja aunque vayan al volante, que de manera simultánea vayan comiendo un bocadillo, que no pongan jamás el aire acondicionado para que los pasajeros disfruten del maravilloso clima de la ciudad, que en el radiocassette del vehículo suene carnaval a todo volumen, a poder ser alguna comparsa del Eterno Capitán Veneno. El taxista que incumpliese estas normas sería sancionado con un carnet de socio del Casino y apercibido con la retirada de la licencia. Si nos ponemos, nos ponemos. Hay que ser estrictos. Eso sí, los concejales que van a decidir vayan siempre con chaqué, medalla corporativa y fajín para que también podamos descubrirlos entre el gentío cuando quedan en el Joselito a tomarse unos vasos para festejar cualquier cosa. Sin mascarilla, que algunos concejales todavía no se han estrenado y no les conocemos el rostro.

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