Rafael García Hernández

Sanitario de Cádiz

El martillo del destino

Queridos amigos y compañeros:

Me dirijo a vosotros en esta etapa de incertidumbre y trabajo incesante y duro, no como cargo de nada, sino como persona y médico.

Hoy es normal sentir miedo, impotencia y cansancio frente a lo que vemos en nuestros día a día, pero mañana habremos dado otro paso más en el intento de salvar al mayor número posible de pacientes.

No debemos dejar que el miedo o la tristeza nos atenace. Y sé que podremos con esto porque ya lo hemos hecho antes. Nos hemos enfrentado muchas veces a decisiones muy duras y muchos se han beneficiado. Hemos sabido resistir y combatir. Y cuando no se ha podido hacer más, hemos sabido consolar y apoyar demostrando nuestra humanidad.

Somos la última línea de defensa, la última esperanza de muchos. Esperanza de curación para algunos y esperanza de no sufrimiento para otros.

Ahora más que nunca seremos el martillo que golpeará incesante a esta enfermedad contra el yunque de nuestro arte y nuestra ciencia. Doblegaremos día a día al destino para que todos los que podamos salvar regresen con sus familias.

Confío en la fortaleza de la cadena que formamos todos los colectivos de esta sanidad, no porque ningún sistema sanitario nos haga promesas vacías o repletas de ausencias, sino porque conozco a mi compañero de al lado y está junto a mí dándolo todo como yo.

No tengo miedo de estar ahí porque estoy rodeado de profesionales dedicados que son mis compañeros de trinchera y puedo contar con ellos. No tengo miedo a la muerte porque se la vamos a devolver salvando vidas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios