Cosas que pasan

Ricardo Castillejo / Rcastillejo@grupojoly.com

Las malas rachas

LAS desgracias no vienen solas", comentan los ancianos casi como pájaros de mal agüero que anuncian algo malo que se nos avecina. Por eso, cuando se rompe la lavadora, de seguido se estropea el televisor, se funde la resistencia del brasero y hasta lo mismo, alguno de estos aparatitos amigos, nos regala un cordial calambrazo antes de decirnos adiós. "Pecata minuta" cuando es la salud la que tiene previsto darnos quebraderos de cabeza.

Así parece andar José Ortega Cano quien, tras sufrir una fístula, ha tenido que ser ingresado en búsqueda de curación para sus males. La afección tengo entendido que es bastante dolorosa aunque el diestro ya se recupera satisfactoriamente en su finca de Yerbabuena desde donde seguro recordará que, hoy mismo pero hace dos años, falleció su esposa, Rocío Jurado.

Desde entonces, José ha entrado y salido del hospital casi de forma continua. Su madre, Doña Juana, se puso malita y murió y, no hace ni un mes, él también sufrió un cólico que le obligó a permanecer varios días ingresado y sometido a diversas pruebas que certificasen que no había nada más allá. Está claro que, tras haber visto con mis propios ojos la cornada que una vez atravesó el cuerpo de Ortega Cano de lado a lado -estampa que les aseguro me marcó-, el resto son pequeñeces que, con paciencia, irá superando poquito a poco.

Aprovechando la tesitura, no quisiera dejar de referirles lo bien que ha recibido Amador Mohedano la noticia del embarazo de su hija Rosario. "Las mujeres sufren más que los hombres", me comenta. "Por eso prefiero que tenga un varón. Sea como sea, es una vida que llega y será bien recibida". Un nieto (o nieta) que contará con dos abuelos jovencísimos y con ganas de sacar adelante una savia nueva que garantiza el futuro de la saga de los Jurado. Cierto es que el cielo está llorando en estos días nubosos pero más verdad aún es que, tarde o temprano, vuelve a salir el sol. Su alegría constituye un buen bálsamo para sanar la mayoría de las heridas. Especialmente, las del alma.

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