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Crónica personal

Pilar / cernuda /

Por el mal camino

CON el lema Por el buen camino el PSOE ganó con mayoría absoluta las elecciones del 86 con un 44% de los votos. Felipe González, que llevaba más de tres años en el Gobierno, tomó decisiones valientes que provocaron convulsión interna en las filas socialistas, como por ejemplo apostar por la continuidad de España en la OTAN aunque en la oposición había prometido un referéndum para salir de esa Alianza militar occidental. Por el buen camino se interpretó como una apuesta por una España con futuro, pujante, con un lugar destacado en el mundo y con un Gobierno que respetaba la voluntad de todos, incluso de quienes no le habían votado pero querían un país sereno, maduro y en paz. Ese espíritu lo han echado por la borda, o intentan echarlo por la borda, una serie de socialistas con escasa altura de miras.

La abdicación del Rey está sacando a flote lo mejor de sí mismo después de unos años últimos en los que hubo graves desaciertos y errores, y lo mejor de un Príncipe que sin duda va a sorprender no sólo por su preparación, sino por su seguridad a la hora de defender España y sus instituciones sin un titubeo y, en lo personal, por su cercanía y su capacidad de comunicar. Pero está sacando en cambio lo peor de un PSOE que en estos casi cuarenta años de democracia ha dado muestras sobradas de sentido del Estado y defensa sin fisuras de la legalidad.

Es inaudito, y sobre todo preocupante, que un partido que ha tenido responsabilidades de gobierno en España y que gobierna en importantes regiones y municipios se plantee ahora saltarse la Constitución. Es un mal camino, un pésimo camino. Ha salido Susana Díaz en defensa de la legalidad, así como el equipo más cercano a Rubalcaba, pero sorprende que algunos de quienes pretenden llevar las riendas del partido en el futuro no hayan reaccionado con prontitud y energía ante las peticiones de referéndum sobre la Monarquía de algunos diputados, o la exigencia de libertad de voto. Cosa distinta es que se promueva la reforma de la Constitución, algo perfectamente lícito; pero mientras esté vigente, es obligado defender el texto constitucional.

Es evidente que el éxito de Podemos ha puesto nerviosos a varios dirigentes socialistas que promueven el escoramiento hacia la izquierda para no perder más votos por ese flanco. Cuidado: es muy probable que si lo hacen puedan arañar algún voto antisistema, pero serán multitud los votantes de centro que huirán hacia otras siglas.

Rubalcaba tiene muchos defectos y provoca fuerte rechazo. Pero al menos sabía lo que tenía entre manos. Y, hasta el momento, no se ve una figura en el PSOE con su experiencia, su formación y sus principios.

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