Las líneas torcidas del VAR

Un juez 'conservador' no debería ser juez. Un juez 'progresista' tampoco. Y los árbitros son como les sale del pito

En los dos últimos partidos disputados en el estadio llamado Nuevo Mirandilla (antes Carranza) al Cádiz CF le han mangado cuatro puntos por la cara. Teniendo en cuenta que el equipo es malo, no sería necesario que los árbitros lo conviertan en peor de lo que ya es. Hacen falta fichajes en enero. Pero es intolerable que se burlen de un club de Primera División y de su afición. Es una falta de respeto y hasta de buena educación. Las felonías no vienen de esta temporada, sino que ya la anterior fue de semejante porte. El Cádiz se salvó en la última jornada, gracias a que Jorge Molina, jugador del Granada, falló un penalti ante el Espanyol. Si lo hubiera marcado, ahora los partidos del Cádiz serían de la Liga Smartbank (más conocida como Segunda División).

Y es probable que la próxima temporada el Cádiz juegue en Segunda. Por dos motivos: A) el equipo no ha sido reforzado como necesita; B) los árbitros le dan empujones en esa dirección. En los dos goles polémicos hubo criterios diferentes. En el partido contra el Almería anularon un gol a Brian Ocampo por una falta de Fali que había ocurrido un minuto antes. Era otra jugada, ya arbitrada (con error o no), que podía influir en el gol, pero relativamente. En el partido contra el Elche, hay un fuera de juego previo clamoroso de Ponce, que después es el autor del gol. En la sala del VAR esta vez se hicieron los locos.

Las líneas del VAR son de cachondeo. Un experto ha demostrado que a veces las trazan mal. Torcidas, como los renglones de Dios. Han inventado una nueva tecnología, que aplicaron en la Supercopa de España, y que sirvió para anular un gol al Barcelona frente al Betis por un fuera de juego previo de Raphinha que era milimétrico. Además del uso del VAR para los penaltis y penaltitos (en los que se pita diferente en casos iguales), tenemos espectáculos circenses, como las payasadas de Mateu Lahoz, al que incluso han sancionado. En el Mundial de Qatar, después de arbitrar el partido Argentina-Holanda, ya le dieron un billete de vuelta a su casa.

En este país la Justicia está fatal. Los árbitros son como los jueces. Hay jueces progresistas y conservadores. Se supone que los jueces no deberían ser de unos ni de otros, sino imparciales. Un juez conservador no debería ser juez. Un juez progresista tampoco. Y los árbitros son como les sale del pito. Algunos hacen lo contrario que se canta en el Magnificat, donde se dice que el Señor "derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". Muchos árbitros se condenarán, porque ellos se dedican a derribar a los humildes, partido a partido.

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