150 años de iconos. De sombrereros locos, naipes aterrorizados y reinas neurasténicas. De los dos protagonistas reales de Alicia en el País de las Maravillas sabemos que él, Charles Dodgson, era matemático, fotógrafo aficionado y -probablemente- pedófilo reprimido. De ella, Alicia, sabemos que tenía un algo desestabilizador y punzante que terminó fascinando, por ejemplo, a uno de los hijos de la Reina Victoria. Se ha escrito lo indecible acerca de la relación entre ambos. Y este año, hace unos meses, la BBC manda analizar una extraña fotografía (un desnudo frontal) de la hermana mayor de Alicia, Lorine Liddell, que tenía 13 años cuando conoció a Dodgson. La foto, según moderno análisis, lleva su marca. Encajan como un guante entonces, en perfecto truco de magia, las palabras que Lorine le escribiría a Alicia ya de anciana: "Le he dicho al periodista que a mamá no le gustaba vuestra relación". Y la historia, de repente, se revela.
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