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La tribuna

Jorge Rodriguez Mancera

La liberación

COLOMBIA está viviendo momentos de júbilo por la liberación unilateral, por parte de las FARC, de la senadora Consuelo González y de la ex candidata vicepresidencial Clara Rojas. Luego de veintitrés días de zozobra desde que anunciaron su entrega y la del niño Emmanuel al presidente Chávez, un niño concebido por Clara con un guerrillero, nacido en cautiverio en un abrupto paraje selvático en medio de una guerra de muchos años, cruel, sanguinaria y sucia, por fin se cumplió esta promesa.

Un final feliz luego de la frustración y desencanto producido al finalizar el año, cuando el presidente Uribe, inesperadamente, convocó una rueda de prensa en el epicentro de la operación y en presencia de los delegados de seis países garantes y de la Cruz Roja Internacional, formuló una hipótesis según la cual el niño Emmanuel no estaría en poder de las FARC, sino de una institución del Estado colombiano desde mediados del 2005, razón por la cual, señaló, esta guerrilla estaría mintiendo y engañando al país y al propio Chávez, lo cual colocaba en tela de juicio esta operación de rescate y la dejaba sin piso.

Fue un baldado de agua fría para todos, y de manera especial para los familiares de las hoy liberadas, porque la entrega se congeló y se sustituyó por una etapa de comprobación de la hipótesis de Uribe consistente en una verificación genética mediante exámenes de ADN al niño y a sus familiares maternos, en la cual España también intervino por intermedio de uno de sus laboratorios. Las FARC, a su manera, confirmaron luego la hipótesis del presidente colombiano.

Cuando muchos esperaban de Chávez el abandono de esta operación y una reacción violenta contra Uribe, más allá de la dada el mismo día cuando dijo creer más a las FARC que a éste, se silenció, cambió su estrategia grandilocuente ante los medios en aparente reflexión, pero reapareció este 9 de enero anunciando disponer de las coordenadas donde se podrían recoger a las dos rehenes e indicando estar listo y en coordinación con las autoridades colombianas para cumplir esta tarea. Así se hizo y el mundo presenció en vivo y en directo un episodio humanitario verdaderamente conmovedor en el que se confundieron efusivamente las rescatadas, autoridades venezolanas, los delegados de la Cruz Roja y la columna guerrillera encargada de la entrega, de cuyos miembros se despidieron ellas con aparente afecto, una especie de síndrome de Estocolmo?

Luego, cuando la operación continuó y las liberadas y sus familiares se encontraron en el aeropuerto, las emociones y los sentimientos contenidos por tanto tiempo se desbordaron. Finalmente, fueron recibidos con todos los honores por Chávez en el Palacio de Miraflores, donde la alegría se solemnizó con himnos, abrazos y expresiones de afecto, solidaridad y felicidad de madres, hijas, nietos y demás familiares presentes, integrados en un solo haz humano para agradecer al presidente Chávez.

El drama terminó transitoriamente para estas dos damas, pero continúa para los otros 750 plagiados por las FARC, los cerca de 400 en poder del ELN y los más de 200 en manos de paramilitares, porque esta liberación fue un acto unilateral de la guerrilla y no producto de un Acuerdo Humanitario para poner fin a este doloroso flagelo, si bien podría estimular una negociación para lograrlo y abrirle una oportunidad a la paz en Colombia.

Lo ocurrido es un triunfo incuestionable de Chávez, por su perseverancia, a pesar de los muchos tropiezos. Su faceta humana se erige en un ejemplo en la región y así fue ya destacado y reconocido por muchos medios y sectores. Se resarce tempranamente de los traspiés del año anterior y mantiene su vigencia como pieza clave para la paz en Colombia.Comparte méritos con este mandatario la senadora colombiana Piedad Córdoba, quien con igual tenacidad, corriendo toda suerte de riesgos y sufriendo amenazas, se la jugó íntegra para lograr este suceso. El ex presidente Kirchner, de Argentina, y los demás miembros de la misión humanitaria de la operación Emmanuel merecen reconocimiento especial para desvirtuar el cuestionamiento a su misión por parte de funcionarios del gobierno colombiano y opositores en sus países.

Las FARC recuperan parte de su maltrecha imagen porque finalmente cumplieron con su promesa de liberar a las rehenes, aun cuando no les resultó el truco de Emmanuel y les pesan los muchos secuestrados en su poder. El acto de entrega les sirvió para mostrar aún una capacidad de beligerancia válida. Uribe queda con un sabor agridulce porque el final feliz de esta operación demuestra la importancia de anteponer el valor de la vida como fin superior a cualquier otro rédito político. Si bien logró menguar el protagonismo de Chávez y recuperar en parte la iniciativa en el pulso con las FARC, dejó muy comprometidas sus relaciones con este mandatario y en grave riesgo las exportaciones a Venezuela, vitales para la economía colombiana.

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