Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

La ley Cézanne

Cuando es lo que está en discusión, resulta peligroso pensar que lo obvio no necesita defensa intelectual

Ya hablé aquí de la presentación del último libro de Francisco José Contreras, titulado La fragilidad de la libertad. Como lo presentaba yo, agradecí el honor de participar en el acto, pero también el favor del empujón. Si no hubiese sido por el dulce y decoroso deber de leerlo antes de presentarlo, quizá no habría arañado tiempo para el libro.

Entiéndaseme: en cuanto salió me hice con un ejemplar. Admiro mucho al autor, catedrático de Filosofía del Derecho y un adalid infatigable del liberalismo-conservador. Pero el libro cayó en el laberinto eterno de mis libros urgentes, por un lado, y, por otro, yo caí en lo que podemos llamar 'ley Cézanne'.

El pintor Paul Cézanne, cuando era preguntado acerca de sus creencias religiosas, respondía: "Yo creo lo que me diga mi hermana, que cree lo que le diga el párroco del pueblo, que cree lo que le diga el Papa de Roma". Con eso resuelto, Cézanne podía dedicarse a pintar. La tentación del lector potencial de libros de pensamiento conservador es justo ésa. Si me preguntasen qué pienso de política, diría que lo que piense Contreras, que piensa lo de los clásicos liberal-conservadores, que pensaban conforme a los criterios de la realidad y que, por tanto, aspiraban a lo bueno y verdadero.

Este mecanismo está interiorizado en la derecha. Por eso, la gente se dedica más a sus negocios y trabajos o, incluso, hay más novelistas y poetas de derechas que ensayistas. En cambio, en la izquierda, sobre todo en la actual, como se defienden cosas tan distintas del sentido común, no sé, el veganismo, la libre elección de sexo, la nación discutida de naciones reversibles, etc., los usuarios necesitan un continuo consumo de literatura adhoc para autoconvencerse. Siendo lo de la derecha obvio y natural, ¿para qué Contreras, por ejemplo, dedica en su libro casi 50 páginas a explicar por qué el aborto está fatal? Uno, que lo tiene absolutamente asumido, tiende a pensar que no necesita tanto para saber que la vida es sagrada.

Sin embargo, cuando he tenido que leer a Contreras, he descubierto la envergadura de mi error. No sólo por lo que disfruté el libro, sino por los enérgicos argumentos que han recibido mis principios. También Cézanne, en estos tiempos, para mantener la fe que sostenía la luz y la solidez de sus pinturas, tendría que haber ido a las fuentes del Magisterio y leer Teología. Formarnos o deformarnos, ya no hay término medio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios