EL culpable de todo es Antonio Muñoz, según se decía. Pues el cordobés ya no está al frente de la sociedad llamada Cádiz CF y se repiten episodios de su peor gestión en materia de cantera. El último ejemplo es la lesión de rodilla de Víctor Ledesma, un defensa del filial amarillo que lleva nada menos que dos meses y medio (unos 75 días) esperando que el club asuma responsabilidades para que pueda ser operado.

Cuando se presentan estas lesiones en jugadores que no son profesionales, es mejor echarse a temblar. Y si el afectado depende de una entidad que no define su postura y que da muestras de tener seca la cuenta corriente, le toca esperar dos meses y medio como si los otros cuatro, cinco o seis de recuperación por una dolencia grave fueran ya pocos...

Víctor guarda silencio por no molestar, pero es que hasta eso parece molestar. Cuando lo veo en El Rosal, cojeando por culpa de una maltrecha rodilla que después de setenta y cinco días se salva de la oxidación gracias a que no es de hierro, dejo de entender de trámites burocráticos con la mutualidad cuando veo a un canterano con buenas maneras para llegar al primer equipo que camina con dificultad y cabizbajo, y que merece un trato digno como persona antes que como el futbolista que se ha destrozado la rodilla por defender unos colores.

Su padre, con los ojos humedecidos y la cartera de un pensionista que no puede pagar de su bolsillo la intervención quirúrgica, mantiene las formas a pesar de lo que está padeciendo su hijo. Sigue creyendo que detrás del nuevo Cádiz existe algo de humanidad para que no se olviden tan fácilmente principios como el amparo.

Una cantera no es sólo para hacer negocio en el futuro, que es lícito por parte de los dueños. La responsabilidad debe ser mucho mayor para abrir las puertas que hagan falta y no tener dos meses y medio a un canterano cojeando y abandonado a su suerte.