La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La lealtad de Podemos

Quieren estar en misa y repicando, en los despachos y en la calle: la lealtad no la conocen ni por el forro

Las manifestaciones antigubernamentales en el madrileño barrio de Salamanca, insólitamente jaleadas por la impresentable Díaz Ayuso, han sido analizadas con su habitual finura intelectual por el portavoz de Podemos. Pablo Echenique, que vive justo allí, descalifica a los protestantes por ser gente rica y se queja de que la Policía no los reprima como haría, según él, si los manifestantes fueran de una barriada obrera y popular.

¿De quién se queja? De Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior y jefe político de todos los policías de España, y de José Manuel Franco, delegado del Gobierno en Madrid -y secretario provincial del PSOE-, jefe específico de los agentes del orden en la capital. Dos representantes del Gobierno que vicepreside el superior podemita de Echenique.

Igual que Pablo Iglesias acusó a los jueces en general de favorecer a los delincuentes que tienen contactos e influencias y castigar con dureza a los delincuentes pobres, su compadre Echenique lleva la crítica y la división al seno mismo del Gobierno del que forma parte. Lo de la responsabilidad colectiva no va con ellos. Quieren estar a la vez en misa y repicando, en los despachos y en la calle, mandando y protestando. Así entiende Podemos la lealtad: no la conocen ni por el forro.

Desde el principio de la epidemia toda la gestión de Pablo Iglesias y sus ministros -a excepción de Manuel Castells, que flota directamente en las nubes- ha estado encaminada a mostrar, o aparentar, que ellos se preocupan más de la gente que el presidente y los ministros socialistas, a distinguir entre un medio Gobierno bueno y un medio Gobierno menos bueno al que hay que zamarrear y presionar. Mientras Sánchez apechuga con la parte desagradable de la lucha antivirus y pro-reconstrucción (confinamiento, peleas con las comunidades autónomas, restricciones a la actividad productiva), Iglesias contradice a las ministras de Economía y Hacienda, se atribuye todo el mérito de la renta mínima vital -que estaba incluida en el pacto de la coalición-, anuncia cómo debe ser la subida de impuestos y trabaja para que el PSOE no se acerque al Ciudadanos de Arrimadas y vuelva a activar al equipo de la investidura y recuperar a ERC. Ya se está en ello.

Al final Pedro no va a poder conciliar el sueño por la proximidad de Pablo. Pero no por lo que dijo en su día, sino por miedo a que le coma la merienda ahora y acabe abandonándolo mañana. Saltando del barco.

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