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Desde el fénix

José Ramón Del Río

El juez Serrano

EL juez de uno de los juzgados de familia de Sevilla, Francisco Serrano, ha adquirido notoriedad por sus criticas a la Ley contra la Violencia de Género. Como lleva doce años a cargo de un juzgado de Familia no se le puede negar que su opinión -acertada o equivocada- es la de un profesional, por lo que, al menos, merece una consideración de la que no pueden gozar otras de aficionados al tema. No sólo él, sino otros muchos han acusado a esa ley de faltar a la igualdad de trato, esencial, en una ley, porque castiga más duramente la misma acción si la realiza un hombre y no una mujer. Además de criticar a la ley por esta desigualdad, advierte que, por su experiencia, se producen gran número de denuncias que luego se demuestran infundadas y formuladas para mejorar la posición de un cónyuge en el pleito de divorcio. En la entrevista que le ha hecho este periódico, termina con un dato sorprendente: que el plan de igualdad tiene un presupuesto seis veces superior al del Ministerio de Trabajo y se defiende de las asociaciones feministas y de defensa de la mujer, que le han criticado con dureza, diciendo que una cosa es luchar contra el maltrato, que es lo que él hace, y otra, vivir del maltrato.

Nadie puede ponerse del lado de los maltratadores, cualquiera que sea su sexo. Sin duda que el mayor número de ellos pertenecen al sexo masculino, porque las diferencias biológicas dan lugar a desigualdades y es una evidencia científica que los cerebros del hombre y la mujer son distintos. Ello unido a la diferente segregación de testosterona, determina la mayor agresividad del sexo masculino, lo que explica, aunque no justifica, ese mayor número. Las diferencias biológicas nunca pueden justificar la violencia entre los que cohabitan. Otro tema distinto es el de la igualdad de los sexos, que comienza por negar la misma naturaleza al configurar dos sexos distintos para la reproducción de la especie, en lugar de uno solo, hermafrodita, y que sigue con que el hombre se orienta mejor en el espacio, guiado por la visión, mientras que la mujer tiene una clara superioridad en materia de lenguaje, lo que usted puede comprobar fácilmente oyendo hablar a su nieto y a su nieta de la misma edad. Dicen que se ha comprobado que el cerebro de los homosexuales está a medio camino entre el cerebro masculino y el femenino.

La Ley de Violencia de Género, que es una mala traducción del inglés porque gender lo que significa es sexo, debiera llamarse, como dice el juez, ley de violencia doméstica. Es indudable que la mujer, en el mundo occidental, ha estado oprimida y lo sigue estando en el oriental. Son, pues, necesarios profundos cambios culturales, aunque éstos no puedan cambiar la genética.

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