Tinta china

Enrique Alcina

"Yo que tú me jubilaba, don Juan Carlos"

Ascensión y caída del pasodoble chirigotero. Los apóstoles de La Viña multiplican los picos yeyés y el pescaíto frito. Bestseller total. El mesías Manolín Gálvez , un Judas un poco jerezano y la compaña reinventan la letra doble, el principio y el final del pasodoble callejero y la denuncia al ritmo del doce. Código da Viñi, el secreto de la Petróleo, los santos viñeros y "el milagro del pan y de los peces que se repite cada año" con el regreso de Santa Caballa. Mensaje divino al pescador: repártelo entre tós. Santa Caballa deja cariño y dinerito, "riqueza temporal", hasta el entierro del final del verano. Vuelve. Caballita. Al segundo pasodoble, sobreviene el crudo invierno viñero, se fueron los guiris, "la Viña se queda con su soledad, cansada del verano y a la espera de que la autoridad ponga fin a sus quebrantos". Sólo queda rezar a todos los santos. "Mi barrio está viviendo de milagro". Letra del letrado Rivas.

La Viña se ríe (por no llorar), pero no se deja embaucar por la luz de neón. Es más, canta el coro viñero el tango de Sánchez Reyes que "si yo fuera extranjero y a la Tacita llegara" quizá valoraría mejor lo que tiene, que algo tiene. A los turistas de cruceros que descubren casi por causalidad el encanto de Cádiz nunca olvidarán la claridad, las flores y la libertad, los tesoros de esta tierra. De las ruinas mejor no hablar, en todo caso entonar un canto a la esperanza que cansa y causa venganza. El gigante americano vendió la Bahía y la gente sucumbió, se mofaron de las interrogaciones y manifestaciones sin contemplaciones. ¿Dónde estaba el Gobierno Central". Un año de promesas ya. Delphi no se abre.

Curiosamente, coro viñero y chirigoteros de la Viñi coinciden en dedicar cuplés a los rumanos, aunque los primeros emplean el otro en las tristes aves de la señora cultivadora de María, que están yendo al ambulatorio en busca de metadona, y los trescientos euros que llevan gastados Jesús y cía en gorras de Fernando Alonso con tanto cambio de escudería. Tate quieto, pisha.

Los videntes de la Viña lo tienen claro: el nuevo puente estará pal 3000, un poquito antes de que terminen el Carranza. "Talacosachunga", musita Manolín, para más inri, cuando comprueba los precios de la carta. Piden una tapita de ensaladilla. Total, Jesús las multiplica. Viva la religión del taratachín. Y la Ley de Memoria Histórica, tornan la España camisa blanca de mi esperanza por "extraña camisa blanca llena de manchas", la del camarero, y casa bien. El milagro del popurrí. La gente, por sus partes, escribe su propio repertorio a la voz de "pero mira cómo beben los peces en el río". Y en la barra.

Por medio, se cuelan unos gachós emulando a Araka la Kana y largando un rap, son de Marbella, "sol y playas, paraíso de los canallas", sentencian.

Hay gente que ha sufrido en sus carnes la caída en picado del banco más influyente del planeta, y por tanto el más ladrón, y sus letras flojean, será la crisis, será el medio ambiente, será por culpita de Zapatero, que traducido resulta Schuster.

De economía a sociología. El Selu es pura sociología carnavalesca, este año le tocan a los divorciados, tiesos por el amor de una mujer y por mor de un juez. Más separados que los dientes de Ronaldinho. Con la dificultad añadida de intentar hacer reír casi en cada rima, cuando la mayoría del personal se halla cabreado, también guardan mensajes y moralejas que encierran sus palabras sencillas y directas. Por ejemplo, le dicen del tirón al Rey: "Yo que tú me jubilaba y a vivir. Deja el negocio al niño. Ya has cumplido. ¿Un golpe? Ahí está el Rey. ¿Una nochebuena? Ahí está el Rey. ¿Y los cohone que le echaste a Chávez? Qué bien estuviste, ío. ¿Por qué no te callas? Aro. La tienes bien aprendida de las veces que te lo ha dicho doña Sofía". Cienes de veces.

Los divorciados sorprenden a sus ex en sus despedidas de casadas, con una picha en la cabeza, y para colmo se ha enfriado su relación con las suegras. Menos mal que su prima Chari, que sabe hacer la o con un canuto y además fumárselo, lo ha aprobado todo por los pelos. Iba a los exámenes sin minifalda. Parecía tonta la niña. Otra moraleja: "Cásate en el Juzgado". Divorcio exprés, pura estadística chirigotera.

Como hay público pa tó, priman en los cuplés los guiños al Gran Hermano. Los amantes del bastinazo, o los adictos a la poesía pura, escudriñan entre tristes filosofía de alegría, vasectomías salvajes, "pellejitos que se convierten en monederos chiquetitos, bolsos de Ubrique si les das fuego y toqueteas", hipérboles recónditas, y letras aún por llegar que ya se barruntan. Mira tú qué casualidad, Muñoz no respeta ni que estamos en Carnaval y ficha pal Submarino a un hombre estanco, lo tiene negro, lo tiene rubio. Todavía hay tiempo para escuchar esas coplas al nigeriano Ogunsoto. Pero no vayamos a mosquearlo de primeras, ehin? Como al Mortadelo, que era un sieso.

A estas alturas de historia, cantan los mayores dirigidos por un peculiar Groucho a los viejos maestros que se fueron: Fletilla, Carota, Peña, Brihuega, Torres, el Masa, Agüillo ý Quedan pocos clásicos. Igualito que en el jazz, que se está quedando solito. Pero nunca morirá. Como Groucho. Dicen que Manzorro es su hijo secreto.

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