El Alambique

E. M. / Cañas

indefinición

SUELE ser habitual cerrar o empezar el año con la primera autoridad de la ciudad prestándose a hacer balance y avanzar las líneas de actuación para los próximos meses. Alfonso Candón, en su segundo año de mandato, no ha querido ser menos y ha realizado el suyo en este periódico donde ha vuelto a hacer gala de su mayor virtud: la indefinición.

El alcalde ha demostrado que sigue obsesionado por no mojarse porque esa ha sido su estrategia de siempre y le ha venido bien. ¿Para qué cambiar a estas alturas si lo importante es mantener el mando los próximos cuatro años? En la entrevista habla de sus grandes proyectos para la ciudad aunque no aporta nada nuevo. La apuesta por el río es ese maná que año a año se promete, incluso en forma de carteles descoloridos por el sol en la fachada trasera del antiguo hospital de San Juan de Dios. Sin embargo, se echa en falta un discurso decidido para acabar con el primer problema de la ciudad, que no es otro que el paro. ¿Qué ideas tiene este gobierno para darle solución a los portuenses que no tienen trabajo? La callada por respuesta.

No son tiempos de proyectos megalómanos como poner en uso las cuevas de la Sierra ni de llenar el río de pantalanes o de mejorar los accesos a Puerto Sherry. Hay que buscar alternativas a cierres tan dramáticos como Visteon o hacer de Las Salinas un enclave industrial real y es extremadamente preocupante que el alcalde pase de soslayo con estos asuntos vitales.

A esto se une que se evada en un "cada uno sabrá lo que hace" tras haber quedado totalmente desautorizado cuando Raúl Capdevila se hizo fuerte en El Puerto Global impidiendo el nombramiento de Francisco Aguilar. Eso es lo que ocurre siempre que no se es líder entre los suyos, una actitud que conlleva convertirse en mandamás sin mando.

Candón irá a todos los actos que le invitan por imperativo institucional como primera autoridad de la ciudad pero sigue sin asimilar que es el alcalde y que tiene que adoptar decisiones. Su indefinición vale para estar en la oposición o de concejal desterrado en Madrid pero no para regidor de una ciudad de 89.000 habitantes.

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