HE comentado esto muchas veces con amigos gaditanos que viven fuera de Cádiz e incluso con algunos de los que tienen la suerte de permanecer aquí: en Cádiz, los horarios comerciales deberían añadir la palabra "aproximadamente".

Hace unos días pasé por un restaurante-cafetería cuya apertura, según cartel, era a las 16:00. Fui a las 16:30 y aún permanecía cerrado. Abrió cerca de las 17:00, pero ya me había tomado el café en otro lugar. En pleno carnaval me acerqué al centro a buscar cosas para un disfraz, pero la tienda, dedicada íntegramente a la fiesta, no abría hasta muy tarde. En otra ciudad, un local centrado en la venta de productos de la fiesta del momento no cerraría en todo el día... Pero Cádiz es así.

Aún tengo más anécdotas: hace unos años viajé en autobús desde Madrid y, como sabéis, la parada está al comienzo de la Avenida. Decidí ir andando hasta casa de mis padres y desayunar en alguna cafetería del camino. No conseguí ver una abierta hasta casi llegado a Guillén Moreno y a la pregunta de si tenía el Diario, el camarero me miró de arriba abajo y espetó "es muy temprano todavía". En la ciudad madrileña en la que vivo puedo desayunar y leer el periódico desde bien temprano. Por supuesto, no quiero generalizar y está clarísimo que no todos los negocios gaditanos son iguales, pero es verdad que conozco a muchas personas que han tenido experiencias similares a la mía. Demasiadas. Algunos comercios se han acogido a ese famoso "ahora vengo" de Casa Crespo y puede resultar gracioso, la verdad, pero no lo es cuando casi lo único que tiene nuestra ciudad es el sector servicios. Si viene un crucero, por ejemplo, todas las tiendas de Cádiz deberían estar abiertas, pero además con permiso del Ayuntamiento para tener una flexibilidad horaria a favor del cliente (¿ocurre esto?). No podemos quejarnos constantemente y mantener los negocios o cerrados o con horarios imposibles. No puede ser que una cafetería abra más de media hora después de lo indicado, que alguien no pueda comprar un complemento para su disfraz a la hora que quiera en pleno carnaval o que no se pueda uno tomar un café con el Diario a las siete de la mañana en la cafetería que le apetezca. Y repito: no todos los comercios son iguales. Por fortuna.

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