Manuel Chaves González

Un hombre de concordia

Existe ya la suficiente perspectiva histórica para hacer una reflexión sobre el papel político de determinadas personas que participaron en una importante etapa de la reciente historia de España: la transición democrática. Una de estas personas fue José Pedro Pérez-Llorca.Como diputado por la provincia de Cádiz coincidí con Pérez- Llorca en el Congreso de los Diputados. Seguramente sea esta la razón por la que Diario de Cádiz me ha invitado a escribir algunas palabras sobre este ilustre gaditano a quien, en el Congreso, llamábamos el “zorro plateado”. Pero tuve la oportunidad de conocerlo como político. Fue uno de los políticos característicos de la transición que llevó a España a la democracia. Su trayectoria política se desarrolló a través de los años claves de la transición: desde las primeras elecciones democráticas de junio de 1977 hasta la llegada del PSOE al Gobierno de España en 1982. Durante este periodo fue portavoz parlamentario de la UCD de Adolfo Suárez y ministro de varios de sus gobiernos. Pero seguramente el papel por el que será recordado siempre fue el de ponente de la Constitución Española. Pérez-Llorca fue uno de los padres de la Constitución.

A lo largo de su trayectoria demostró ser un hombre de concordia, con un compromiso político por el acuerdo y consenso que hicieron posible la transición democrática. No fue ajeno a dos momentos claves de la misma: uno, el ya referido de la Constitución Española, como garantía de un Estado de derecho basado en la estabilidad política e institucional; otro, los pactos de la Moncloa, bases de la estabilidad económica y social. Dos actos o momentos sin los cuales no se entiende el periodo mas largo de convivencia que hemos vivido y estamos viviendo los españoles. Pero no fue fácil la política española de aquellos años: todo un país por levantar con la amenaza latente del golpe de estado. Pero la POLITICA (con mayúsculas) se impuso gracias a personas como Pérez-Llorca: negociación, consenso, pacto.

Seguramente, en sus últimos años, Pérez-Llorca, retirado pero observador de la política española actual, estaría preocupado por la polarización de la política y habrá echado en falta la necesidad de tender puentes entre los partidos políticos para afrontar la situación actual. Alguien lo puede entender como un problema de nostalgia: “Cualquier tiempo pasado fue mejor”. Aquella época no fue ni mejor, ni peor, fue diferente. Pero la concordia , el diálogo, “la libertad sin ira”, canción del grupo Jarcha que a él le gustaba, siempre formarán parte de la mejor política. Descanse en paz un hombre de concordia.

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