POQUITO a poco, como en cualquier tormenta que se precie, el panorama se va aclarando y el horizonte se adivina que el Cádiz (salvo tragedia) tiene muchas papeletas para estar en los cuatro primeros puestos a final de temporada. El equipo tiene la obligación de terminar primero, con el permiso lógico de todos los demás contrincantes, para evitar sorpresas como la del Mirandés. El equipo comenzó con más nervios que Julián Muñoz en 'La Máquina de la Verdad', con esos tres empates, con esa victoria que parecía que nunca llegaría. Pero esto es cuestión de tiempo y de lógica. El Cádiz está obligado a estar donde está, es decir, en la pelea por el ascenso.

El mes de noviembre nos va a dejar tres partidos en casa y tendremos una buena oportunidad de engordar la buchaca de los puntos. La mayoría de los aficionados veríamos como un bonito regalo de Navidad, a la vuelta de la esquina, tener al equipo en una primera posición sólida. No se trata de hacer las cuentas de la lechera, sino de trazarse un objetivo serio y pelearlo semana a semana. Equipo, proyecto y afición hay de sobra para ello.

Si me apuran, diría que estamos ante la temporada mas trascendental de la historia del Cádiz. La que puede marcar la frontera entre su supervivencia o su extinción como club deportivo. No es que quiera ponerme apocalíptico, pero si la opción de compra de Quique Pina no llega a hacerse efectiva por otra hecatombe deportiva… podemos ir guardando las camisetas del Cádiz como pieza de museo. Este club no aguanta más en esta situación. Ni por asomo me imagino otro año más en el pozo, sin comprador interesado, con Muñoz de nuevo al frente del barco. 'Pesadilla en Elm Street' es 'Bambi' al lado de este panorama.

Y como siempre, los únicos que nos echamos a temblar ante esa posibilidad somos los aficionados y seguro que el entrenador, con corazón cadista hasta la última gota de sangre. Los futbolistas vienen, van y las lágrimas de la grada son las que se quedan para siempre en Carranza. Jose González puede estar discutido o no. En esta situación y en este club hasta Pep Guardiola lo estaría si la pelotita no entra. Pero a mí me parece fundamental tener a un cadista en el vestuario que sepa lo que nos estamos jugando y que sea capaz de transmitírselo a sus jugadores. Ni cuentas de la lechera, ni discursos triunfales, ni creerse superiores a los demás antes de saltar al campo nos van a sacar de esta. Solo trabajo y la mijita de suerte necesaria en este puñetero deporte.

Un Cádiz en Segunda con el proyecto Pina puede ser un trampolín perfecto para muchos jugadores. Lo mismo que ahora, para jugar en Segunda B es mejor hacerlo en el Cádiz, hacerlo en Segunda en un Cádiz que maneja redes con equipos importantes en España y el extranjero sería un caramelo que estoy seguro que nos dejaría muchas satisfacciones.

Pero todo eso, sin dejarse el pellejo cada semana, es imposible. Estamos en el camino, pero yo estoy ya como los presos, arrancando páginas del calendario para ver de nuevo la luz.