Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Los tres hitos de Pedro Sánchez

Indultos, cambio de Gobierno y congreso del PSOE, unos hitos previos a 2022, cuando la economía "se saldrá del mapa"

Pedro Sánchez lleva un cronograma en su cartera: la próxima semana habrá indultos a los presos independentistas; después, remodelará el Gobierno y, en octubre, congreso triunfal del PSOE en Valencia. Ana Patricia Botín ha vaticinado que la economía española se saldrá del mapa en 2022. Es esa confianza la que hace pensar a Moncloa que estamos en un punto de inflexión a partir del cual mejorarán las expectativas electorales del PSOE.

El asunto que más perjudicará al Gobierno en las próximas semanas será el de los indultos, y aunque la opinión pública sigue mostrando una gran oposición a este perdón, el error de Isabel Díaz Ayuso al "violentar" al Rey -por utilizar el verbo que Juanma Moreno empleó en Moncloa-, las dudas de Antonio Garamendi, patrón de la CEOE, y el empuje de los empresarios catalanes a favor de la medida de gracia ha dejado esta polémica en sus justos términos: se puede rechazar, pero no es una ilegalidad, no es una corrección a la sentencia del Tribunal Supremo.

Los indultos pasarán a un segundo término en menos de tres meses, pero el deterioro del Gobierno de Sánchez se mantendrá si la respuesta de los independentistas y, en especial, de Pere Aragonès, presidente de la Generalitat, es de desplante o de chulería. Al sur del Ebro hay una sensibilidad especial ante la cuestión catalana. Vox es fruto del rechazo de la derecha al modo de actuar de Mariano Rajoy en 2017. Pedro Sánchez puede consolidar un primer puesto electoral del PSOE en Cataluña, pero corre el riesgo de desangrarse en el resto.

Segundo hito: cambios en el Gobierno. El Ejecutivo necesita otro empuje, hay ministros ausentes, el número de asistentes a los consejos es excesivo y algunas carteras están achicharradas. ¿Qué hay del astronauta o del huidizo ministro de Universidades? ¿Quién marca los mensajes políticos, más allá del teatrillo de los miércoles en el Congreso? Pablo Casado no es un opositor contudente, sólido, pero sí lo son los presidentes autonómicos de Madrid, Andalucía y Galicia. Sin estas tres comunidades es difícil ganar unas elecciones generales.

Y tercero: el partido. Juan Espadas ha eliminado la última traba que Sánchez tenía en el PSOE, pero Susana Díaz ya no era un problema en sí. Sin el Gobierno andaluz, era una dirigente sin mayor predicamento. Ferraz -es decir, Lastra y Ábalos- llevan desde el inicio de la legislatura sin entenderse con Moncloa; es decir, con Iván Redondo. El fiasco de Murcia y Madrid terminó por romper cualquier confianza entre ellos. El partido, como maquinaria, está desajustado, borroso, transmite poco.

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