Bien saben todos ustedes como huyo de todo lo que tenga que ver con el Carnaval, fiesta de gente bajuna.
Pero claro, una vive en Cádiz y todos los años, tras los cultos del Ecce-Homo, camino de casa me tengo que encontrar con pordioseros, indigentes y personajes disfrazados camino del Falla. Qué le voy a hacer, es mi particular penitencia.
Pero tengo que reconocer que tenía un pecadillo de los que cada febrero me absolvían bien el padre Alfaro, el padre Nicolás o el padre Vicente, cuando le quedaba un hueco entre tanto niño de San Felipe.
Y ese pecadillo es que me gustaba un muchacho del batallón infantil, del que llegué incluso a aprenderme su himno, que se cantaba como si fuera "Soldadito español". Decía así: "Al compás de un pasodoble/tan castizo y español/tuve mi mayor orgullo/apuntarme al batallón.
Batallón muy gaditano/que fundado fue por tí/mi reina María del Carmen/tu batallón infantil.
Soldadito español/soldadito valiente/por ser del Batallón/español soy dos veces.
La victoria fue tuya/después de haber logrado/desfilar por el puente/con el alcalde al frente/ nuestro sueño dorado.
¡El sueño dorado!
¡El sueño dorado! "
Esto sí que es un himno.
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