La esquina del gordo

Paco / Carrillo

Las herencias recibidas

Está demostrado que cuando se llega al poder, todos los cargos electos echan la culpa a los gobiernos anteriores (si han sido contrarios) de la miseria que se encuentran debajo de las alfombras. Lo mismo ocurre con los salientes, que se convierten en censores de los nuevos sin concederles tiempo ni para calentar los sillones, criticando lo que ellos no fueron capaces de hacer mientras los calentaban. Más o menos se confirma un axioma: "Todo aquél al que echan del poder se convierte en un escéptico de mala baba". Murphy llevaba razón.

Según esta observación, se toree donde se toree, la primera acción del gobierno entrante es apuntalarlo todo para que no se le vengan abajo los palos del sombrajo. La segunda, obviamente, colocar a sus allegados. La tercera darle un lavaíto de cara a lo más sangrante; eso si se puede y si no es así, ya sabe: carga de profundidad contra los anteriores que dejaron el poder sin barcos y sin honra.

Conste que esto que digo es una generalización, no es traducción literal de que se esté viviendo en La Isla, mi pueblo. La Isla es distinta. En La Isla, durante cuatro años -ni uno más-, ha gobernado el PP, es un decir, gracias a una coalición con el PA o, mejor, con tres señores del PA señalados por su gestión negligente en la cosa de la caja municipal y que a los contribuyentes isleños les va a salir por un ojo de la cara. Tranquilo, Jordi, el PP, ansioso de tocar pelo, pasó de puntillas sobre el asunto porque lo que le interesaba era sentarse en el sillón, que ya tocaba después de tantos años de sentarse en el graderío, salvo pactos vergonzantes. A los del PP, con tal de conseguir un sueldecito, les importó poco su… ¿podemos decir sensibilidad? Los tres andalucistas estaban con la boca abierta entre el paro y lo que usted mande mi capitán. Para abreviar: los tres del PA, ansiosos por seguir irradiando andalucismo, estuvieron sometidos por el PP, que no les hizo ni puñetero caso soportando una manifiesta hostilidad con sordina ya que si salía a la luz la, todavía, no aclarada participación en lo de la caja, podía interpretarse que la íntima verdad del pacto se limitaba -por parte del PP- a asegurarse la mayoría suficiente y por la del PA conseguir el silencio de la desaparición del dinero además de aprovecharse del gabinete de prensa del Ayuntamiento para hacerse gratis la campaña que le ha permitido volver a las mismas con el PSOE.

En La Isla, pues, teóricamente gobierna el PSOE y los mercenarios. La situación no ha cambiado de la anterior; la carta a los Reyes Magos sigue siendo la misma; las esperanzas de los isleños siguen oxidadas; el discurso de sus políticos totalmente gastado; el presente tan negro como el futuro, y el pasado, ¡ah, el pasado!: una añoranza inservible porque a nadie consuela que aquí se vivió de catorce cosechas con poco esfuerzo.

Pero no pregunte. La Isla bien, gracias, como siempre, con proyectos salvadores: la remodelación del "eje" San Nicolás-San Diego; el ¿final? de las obras del Castillo… aunque con la incertidumbre de si, por fin, se verá en la Plaza de la Iglesia el monumento al cargador.

¡Joder con las herencias!

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