En el momento actual y en nuestra zona es el sector turístico una de las pocas parcelas económicas capaz de seguir aumentando su potencialidad y de crear más negocio y puestos de trabajo, bien directa o indirectamente.

Hace tan solo unos días, el Diario de Cádiz daba la noticia de que un turoperador francés ofrecía su negocio con 35.000 potenciales jugadores que consumirían unos 600.000 green-fees (juego o partida de 18 hoyos) al año. El mismo diario daba otra noticia de una reunión en la Costa del Sol del consejero de Turismo de la Junta con empresarios, en la que se creaban nuevos canales de comercialización para reforzar el turismo de golf, entre otros, debido a que poseen gran capacidad de crecimiento y que se pueden considerar unos segmentos transcendentales para recortar la estacionalidad del turismo de la zona.

Por tanto se siguen, y eso está muy bien, haciendo significativos esfuerzos por atraer durante todo el año a jugadores de golf a nuestros campos, en especial en la época en las que el frío no deja practicar este deporte en el norte de Europa y aquí se puede jugar en muy buenas condiciones.

Para la economía de los campos y de la zona estos contratos serían muy importantes, téngase en cuenta que los mencionados 600.000 green-fees supondrían una facturación tan solo para los campos de golf de unos 18 millones de euros, cerca de 3.000 millones de pesetas. Sin contar el gasto más valioso que se realizaría en hoteles, restaurantes, transportes, etc.

Ya en este momento y ante la dura realidad económica en la que nos encontramos entiendo que es aceptado por todos que el turismo de golf es una fuente de ingresos muy importante para, la relevante y en alza, industria turística del sur de España y de las pocas que pueden conseguir que las temporadas se alarguen para que de esa manera podamos contar con turistas durante casi todo el año.

Tal vez lo aludido sea la razón por la que todavía se considera el golf como un deporte de elite y que solo se practica entre personas de clase alta. No se han realizado por parte de las sociedades de campos de golf esfuerzos que traten de popularizar este deporte que no tiene que ser más caro que otros como la caza, los deportes náuticos o el pádel, por citar algunos, y que además tiene la gran ventaja de que la edad no es factor determinante para su práctica.

También puede ser una buena fuente de ingresos para los campos de golf si la población autóctona que vive en sus alrededores se aficiona a ese ya tan antiguo deporte.

El primer campo de golf que se construyó en la provincia fue el de "Valderrama" en 1974. Está situado en el término municipal de San Roque, en la pedanía de Guadiaro. Siempre recuerdo una visita a aquella pedanía con el que fuera alcalde de San Roque y trabajador de Endesa hace ya casi treinta años, me sorprendió ver en un bar del pueblo y pintado con tiza blanca en una pizarra de "Coca Cola", de esas que se utilizan para anunciar las tapas, una relación de nombres acompañados cada uno por números. Al preguntar qué significaba me dijeron que eran los "hándicaps" de los que jugaban al golf. Los albañiles y trabajadores de aquel entorno que habían visto y contribuido a hacer una realidad el campo de "Valderrama" se estaban aficionando a aquel deporte que resultaba ser emocionante. Aquellos primeros jugadores autóctonos del golf que empezaron a dar palos en un solar y a inscribirse en campeonatos con pizarras de "Coca Cola" consiguieron el primer campo de golf público de Andalucía, al principio de 9 hoyos y en la actualidad de 18. Ya han salido de allí buenos jugadores e importantes profesionales, uno de ellos Álvaro Quirós, considerado entre los 50 mejores jugadores de golf del mundo.

Luego es muy posible contar con buenos aficionados y jugadores entre los ciudadanos gaditanos y conseguir que el golf sea mucho más popular entre las clases medias andaluzas, mucho más cuando ya hoy no es necesario ser socio o accionista de ningún campo, solo hay que abonar el Green-fees y se puede disfrutar de la amplia y variada oferta de campos de golf que existe en nuestra provincia.