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tiempos modernos

Bernardo Díaz Nosty

El giro de Merkel

LA crisis interminable no es exactamente cosa de Zapatero, y menos de Rajoy, pero ha servido para poner en evidencia el raquitismo de nuestros políticos, con propuestas que, en ocasiones, no alcanzan el nivel de las ocurrencias -mal día el de Pons y sus tres millones y medio de empleos…-. Probablemente, si fuesen mejores, nos habrían dado algo de sosiego psicológico, pero poco más, porque está claro que el problema se escapa al control de las naciones.

Hace tan poco tiempo como el necesario para un cambio en la Constitución -¡qué ironía!-, aseguraron que la reforma de la Carta Magna nos daría tranquilidad, pero, cuando los políticos acababan de anunciar la nueva era, la volatilidad que sopla el diablo nos llevó de nuevo al vértigo de los acantilados. La Bolsa se vació y la prima de riesgo volvió a ser la oveja negra de la familia.

Angela Merkel, algo liberada de sus hipotecas domésticas, saca pecho germano y nos compensa algo de tanto pepino tóxico despachado a granel desde que empezó la crisis. Y lo hace por el camino correcto, apelando a la unidad de Europa. Esto es, recuperando la lógica supranacional que saco al Viejo Continente de la cultura de la confrontación y de la guerra. Si, como parece, hay sinceridad en las palabras de la canciller alemana, pronunciadas con tono apasionado en el Bundestag, el final del túnel estaría más cerca y la recuperación se rearmaría con argumentos políticos hasta ahora soslayados.

La Bolsa, la prima de riesgo y la voracidad insaciable del mercado pueden desmentir el mejor deseo esta misma mañana, pero existe la impresión, o eso quisiéramos, de que se está construyendo una nueva estrategia en la defensa de Europa frente al cataclismo. La virtud de buscar una solución en clave comunitaria -se está sólo en el comienzo- radica en la eficacia de la respuesta conjunta, pero también servirá de acicate, cuando acabe la crisis, para avanzar en una construcción europea que se paralizó en plena bonanza.

Más allá de la utopía de la unión política, se atribuyó a Europa la ventaja de su potencial económico. Sin embargo, se ha comprobado que sin un nuevo paso en la dirección de una estructura supranacional mejor coordinada, con una dirección fiscal común y la restauración de las políticas sociales, Europa no sólo se desinflará como referencia en un escenario multipolar, sino que se sumirá en la penuria y en la indignación social.

A partir de ahora, hasta el 20 de noviembre, pase lo que pase más allá de los Pirineos, nos van a aturdir con los culpables locales del diluvio universal y veremos descender de los cielos a redentores con habilidades prodigiosas. Ojo, es la propaganda…

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