LÍNEA DE FONDO

Pedro Manuel / Espinosa / Pespinosa@diariodecadiz.com

Dos gigantes y un duelo eterno

El paraíso para Nadal y Federer debiera ser una final de Wimbledon sin cansancio ni final

LOS adjetivos para describir el espectáculo que ofrecieron el domingo Rafa Nadal y Roger Federer se han agotado. He leído grandioso, épico, histórico, espectacular... Lo cierto es que los dos tiranos del tenis mundial regalaron al mundo una final memorable que ya ha entrado en la leyenda, con el regusto añadido de que uno de los protagonistas sea español. En la década de los 70 y los 80 disfruté con los duelos en la hierba londinense entre Borg, McEnroe o Connors, partidos indescriptibles, con un juego espectacular por su velocidad y por el talento de unos jugadores míticos. Parecía que ningún tiempo futuro sería mejor hasta que un suizo con porte de caballero de Retorno a Brideshead y un quijote de brazos musculados, incansable al desaliento, se empeñaron en demostrar que la vida es lo suficientemente larga como para ver un partido de tenis mejor si cabe que aquellos.

La final de Wimbledon fue tan corta que se hizo de noche de sopetón. Así, casi sin avisar, perdió el número 1 del mundo su reducto en el paraíso verde ante su enemigo más íntimo, su verdadera pesadilla. Fue un partido tan bueno que dio pena que alguno saliera derrotado. Seguramente, Nadal y Federer, cuando piensen en ese cielo prometido, en esa recompensa divina, pensarán en este duelo. Así querrían pasarse la eternidad, jugando un partido sin cansancio ni final en el que ninguno de los dos saliera derrotado. Porque ninguno lo mereció. Nadal ganó y Federer no, pero no se puede decir que el helvético desmereciera lo más mínimo el espectáculo. Es más, con su señorío dio una lección espectacular a las nuevas generaciones. Sin descomponer el rostro, sin perder la sonrisa, felicitó al nuevo campeón, al usurpador del trono preferido, el que ya nunca será igual para él. Rafa Nadal es un portento físico y técnico, pero Roger Federer es, al menos en mi opinión, el mejor tenista de la historia. Por eso el triunfo del balear tiene más mérito si cabe y será recordado por siempre.

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