El cocinero Xanty Elías estaba ayer radiante en Sevilla donde acudió como presidente del jurado a un concurso de cocina. No es para menos: este profesional, que encabeza la fundación Prenauta, ha logrado que este año comience a impartirse en algunos colegios de Huelva, su provincia, la asignatura de gastronomía.

La entrada de la gastronomía en los colegios es una vieja aspiración del sector, ya que es un hecho palpable que la cultura gastronómica, como aquel pasadoble de Paco Alba, se está perdiendo y es una pena. Los actuales treintañeros no saben hacer una berza. Muchos lo confiesan en público y en privado. Aunque el tema puede llevar a la sonrisa en un primer momento, la pérdida de la forma de comer mediterránea, aceite, mucha verdura, fruta y pan, está trayendo problemas de salud a las nuevas generaciones en la que el porcentaje de personas con sobrepeso (hoy en día la palabra gordo está prohibida) ha aumentado, según señalan las estadísticas de los médicos.

Aprender a comer, conocer lo que se come, parece por tanto algo importante. Algunos chavales no saben que existe un pollo vivo, sólo lo han visto asado en su vida o, aún peor, en forma de hamburguesa y cubierto por un río de quesos chiclosos y salsas de ingredientes "inciertos" por decir algo.

No será una asignatura "maría". Valdrá para la nota. En esta primera fase se imparte en segundo de primaria. Hay que aclarar que no se trata de talleres de cocina, sino de clases para que los niños conozcan lo que comen, aprendan a comer y sepan también el origen de los alimentos.

A través de un puchero también se puede conocer la historia de un pueblo. Muchos de los platos han surgido de fusiones de culturas. Detrás de la tortillita de camarones, que puede que tenga más de 500 años, según los estudios del investigador gaditano Manolo Ruiz Torres, es posible que estén comerciantes italianos. Todo va unido.

Ojalá la asignatura de Gastronomía pase con nota esta fase experimental en Huelva y el año que viene se imparta en otros centros de estudio de Andalucía. Ojalá esté en la provincia de Cádiz el próximo curso y los niños al igual que saben que uno más uno es dos, sepan que rebañar es una práctica que lleva a la felicidad… y nunca he visto a nadie rebañar un macnuget de pollo.

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