Estamos en guerra. Los ucranianos sufren de manera directa los ataques rusos con consecuencias de salida masiva de refugiados, destrucción y muerte en su territorio. Europa y EEUU apoyan a Ucrania con armamento y tecnología de guerra para evitar que el triunfo de Rusia suponga un paso previo a nuevas invasiones. Es decir, estamos en guerra.

Formamos parte de este tablero bélico del que sabemos sólo aspectos superficiales porque llama la atención que, en la era de la humanidad en la que hay más opciones para el acceso a la información, sobre la guerra de Ucrania desconocemos casi todo. En especial, sobre el nivel de implicación real de Europa y EEUU.

Y estamos en guerra con unas consecuencias que, al menos hasta ahora, solo percibimos en modo de alta inflación y empobrecimiento y en modo de escasez de fuentes de energía. El gas es ahora el motivo más relevante de presión por parte de Rusia a Europa. En especial, es Alemania la más afectada ante un eventual corte de suministro. Y si se para Alemania, la economía de toda Europa puede sufrir un grave quebranto.

Para tratar de paliar los efectos del cierre de los suministros de gas en Europa y el encarecimiento de todas las fuentes de energía, los países miembros de la Unión Europea han acordado un plan de ahorro de energía similar a todos ellos. Se trata de gastar menos energía: básicamente bajar las temperaturas del aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno, menos horas de consumo de luz en escaparates y de iluminación en los edificios públicos y monumentos o teletrabajo para ahorrar en empresas y administraciones públicas.

Y ojalá ese sea todo el sacrificio que tengamos que hacer. No es descartable que todo pueda empeorar y que terminemos teniendo que sufrir restricciones más intensas y en nuestros hogares. La situación parece grave y puede que la realidad sea peor de lo que nos parece. Salvo fin del conflicto que ojalá ocurra pronto.

Y a todo esto, los dirigentes del PP nos toman por tontos y cuestionan un plan de ahorro energético al que no presentan ninguna alternativa ni ellos en España ni sus homólogos en donde gobiernan en Europa. Tratar de arañar votos en cualquier asunto lleva a esto: se empobrecen los análisis de temas complejos como en el que estamos metidos: estamos en guerra.