FEBRERO es para el mes de los amantes... del baloncesto. Dos fines de semana consecutivos de magia (y ojeras) han puesto al deporte español a un nivel inaudito hasta hace sólo dos o tres años. Del llanero solitario protagonizado por Gasol se ha pasado en nada a cuatro hombres y un destino, el que busca sin éxito Sergio Rodríguez. El plazo de los traspasos expiró sin que Portland diera con una salida satisfactoria para el base español, que parecía ser el último de una terna de jugadores que se negociaban 'como paquete' a cambio de un alero experto y de peso. El futuro de Sergio tendrá que esperar... New Jersey, Milwaukee... la quiniela vuelve a estar en el aire, como Rudy, aunque en este caso es preferible (y deseable) que no baje de allí. Su exhibición en el concurso de mates del All Star fue increíble y me hubiera gustado saber si la votación habría cambiado de anotar dentro del minuto reglamentario esa filigrana con la ¿colaboración? de Gasol (la improvisación se pagó cara). Lo mejor, sin duda, el homenaje a Fernando Martín (que no Ricky Martin como osó afirmar el comentarista del evento al ver el apellido en el dorso de la camiseta...). Fue la idea de un aficionado español... yo habría pedido que repitiera, mejorara, asombrara de nuevo con el in your face que le plantó a superman Dwight Howard en las Olimpiadas... Tiempo al tiempo. Como su futuro en la NBA, próspero, seguro, al igual que el de Marc, un jugador que para muchos no es la secuela de su hermano, sino la sublimación de una marca Gasol. Técnica e inteligencia, el mismo contenido, pero con en un continente mucho mejor. Prueba de ello es su elección para el partido de los rookies... eso, en mi tierra, es llegar y besar. La spanish connection nos deparará más noches eternas y quién sabe si va camino de convertirse en una spanish collection (como dice la canción de Buika) con el salto del más chico de la cantera de oro, ese Ricky Rubio, que en el DKV anda más solo que Gasol cuando empezó a hacer las Américas.