La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El futuro de Cataluña

La esperanza es que un sector de 'indepes' no fanáticos se harte de las mentiras y la cobardía de Puigdemont

El futuro político de Cataluña está completamente abierto. El equilibrio de fuerzas entre el bloque independentista y el bloque constitucionalista que auguran las encuestas puede romperse de ahora al 21 de diciembre. Lo difícil, más bien imposible, es predecir en qué sentido se va a romper y cómo van a influir en los resultados electorales los factores que configuran el panorama político y las novedades incesantes que se presentan.

Por ejemplo, ¿qué incidencia tendrá en el voto de los catalanes el paso a peor vida ( a la cárcel) de más de la mitad de los consejeros de la Generalitat y los dos Jordis de la trama ciudadana de la sedición? Aparentemente el independentismo se vitaminizará con el auto de prisión de Lamela. Estamos hablando de unos maestros en el victimismo y la mentira. Igual que tras el referéndum-trampa del 1-O, venderán la idea del Estado opresor que reprime a los disidentes y persigue las ideas políticas. ¡Esa Ada Colau exigiendo la amnistía para presos que ni siquiera están condenados!

Otro posible efecto negativo de la prisión provisional de los ocho es el empujón que supone a favor de la elaboración de listas electorales unitarias del movimiento separatista, encabezadas por los distinguidos presos, que recibiría un plus de representación frente a un constitucionalismo incapaz de armar una estrategia semejante.

Pero el 155 y el destino carcelario de Junqueras y demás también pueden operar de otra manera. De momento, los secesionistas han tenido que aceptar unas elecciones autonómicas convocadas por Mariano Rajoy, lo que equivale a asumir su derrota y la pérdida temporal del poder. Quizás las ganen, pero aun así se lo pensarán dos veces antes de repetir la misma hoja de ruta que les ha llevado al fracaso. No van a dejar de ser independentistas, lo que no harán es declarar otra vez la república virtual.

Eso, los independentistas pata negra, fanáticos e inasequibles a la realidad ( economía a la baja, falta de reconocimiento internacional, ausencia de estructuras de Estado propio). La esperanza es ese otro 20% de seguidores del procés ahora interrumpido movido por la emoción y el sentimiento, pero que no comulga con ruedas de molino y ve que los han engañado a mansalva, los han llevado de la mano al abismo y la frustración y que el profeta de este desastre colectivo es un gran cagón preocupado de salvar su pellejo, que aún les pide que salgan a la calle a dar la cara que él no da. Igual este sector se lo piensa mejor en las próximas urnas.

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