HACE poco más de cuatro años que los astilleros de la Bahía iniciaron una etapa de paz social que dura hasta nuestros días. Por lo menos hasta ayer, que mañana ya se verá. Fue el 11 de marzo de 2004. Los obreros de la factoría, entonces Izar, se aprestaban, como en días anteriores, a realizar una asamblea y a movilizarse, hasta donde les dejara la Policía, por las calles de Cádiz. Pero el atentado de Atocha cambió las tornas, y los trabajadores desfilaron hasta San Juan de Dios, con los antidisturbios relajados pero vigilantes, con su pancarta cambiada para condenar la cadena de explosiones. Los obreros vuelven a llamar la atención sobre el futuro de la factoría, ahora Navantia, y anuncian movilizaciones en protesta por la actitud, para ellos perniciosa, de los directivos de la compañía. El futuro de los Astilleros vuelve a ser oscuro; y eso no es bueno para Cádiz. Salvo que se quieran más terrenos ociosos.
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